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Ramírez_Mella,Edgar_E.
XXI
3_Tambores_Lejanos
Con armas de obsidiana y topacio fue atacada la tierra, acabamos con los árboles. Herimos mortalmente a Kainga, la madre, la Pachamama rebosante. El dios de los ojos coléricos nos observó impávido por sus ojos de coral y conchas de ostra. Los volcanes movidos, en sus ardientes entrañas, vomitaron fuego amargo y rocas incendiadas, hiriendo al océano gigante, apagando al sol. Desde entonces palidecieron todas nuestras heredades, los pájaros huyeron de los acantilados, y hasta el pez Ruhi paralizador y el tiburón, olvidaron nuestras costas, tanto fue el dolor ácido de las rocas. Así fue el comienzo de este languidecer, este lento y agónico marchitarse del ombligo del mundo. Tambores lejanos. Tambores obscuros, trepidantes tambores. En la profundidad: El pulso del sol agonizante.
es
Selgas_y_Carrasco,José
<XXI
Las_Auras_Leves
Las auras leves, En vuelo blando, Van suspirando De flor en flor. —«¡Quién lo diría! ¡Quién lo creyera! La lisonjera Muere de amor: »Sus mansas hojas Rico tesoro De lila y oro, Mustias están. »Dobla la frente, Trémula gira, Triste suspira, Hondo es su afán. »Ella que en prendas De sus amores Entre favores Puso el desdén; »Ella que ha visto Tantos amantes, Sin que inconstantes Penas le den. »La bulliciosa, Del amor dueña, La flor risueña, La alegre flor; »La que prestaba Su amor a un ruego: Su amor... y luego Su desamor. »La que al arroyo Que la servía Amor mentía Harto cruel. »Por quien un nardo Tuvo desvelos, Y amargos celos Lloró un clavel. »La flor ingrata, La flor hermosa, La veleidosa, Ahora mirad. »Ningún consuelo Su afán mitiga; Amor castiga Su veleidad. »Esos suspiros Tristes y lentos, Son los lamentos De su dolor. »Oídme, flores, ¡Quién lo creyera! La lisonjera Muere de amor».
es
Samaniego,Félix_María_de
<XXI
El_Hombre_Y_La_Culebra
A una Culebra que, de frío yerta, en el suelo yacía medio muerta un labrador cogió; mas fue tan bueno, que incautamente la abrigó en su seno. Apenas revivió, cuando la ingrata a su gran bienhechor traidora mata.
es
Lugones,Leopoldo
<XXI
Variante
Al promediar la tarde de aquel día, Cuando iba mi habitual adiós a darte, Fue una vaga congoja de dejarte Lo que me reveló que te quería Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía... En tus dedos temblar la vi al hablarte, Y al separarnos te pusiste aparte Del grupo, amedrentada todavía. Un poco entristecida por la ausencia, Mas, lánguida, a la vez, con la evidencia De una felicidad que aun ríe y llora, Estremeciose tu alma enajenada; y sobre tu mejilla sonrojada besáronse el crepúsculo y la aurora.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Nocturno_Encuentro._El_Callejón_Parece
Nocturno encuentro. El callejón parece jeta de lobo, arácnido, lanudo, y en su angostura de ulcerado embudo la hedionda flor del óxido se mece. Alguien me aguarda y siento que padece su falsa vida. Del fecal engrudo surge una rata y con chillido agudo por negra cavidad desaparece. Yo estaba allí esperándome, impasible, con este mismo rostro putrecible y todo mi mental escalofrío. Saqué un puñal de estrellas iracundas y lo clavé en mis partes pudibundas, empurpurando el callejón vacío.
es
Flórez,Julio
<XXI
Cuando_El_Gran_Latrocinio,_Sin_Embozo
Cuando el gran latrocinio, sin embozo, con el fraude imperaba en las alturas, y eran la expatriación, el calabozo y el vejamen... ¡las practicas más puras! Cuando el solo pensar era un delito, y era virtud la delación y era la altivez un crimen, por la oscura esfera, desgarrando la noche, cruzó un grito, ante el cual, en la cima deshonrada, aquel régimen de odio y estulticia tembló como la fiera acorralada que ante la voz del domador se aterra... Tú, ya cansado de gritar: «¡Justicia!» lanzaste el reto formidable: «¡Guerra!»
es
Diego,Eliseo
<XXI
Los_Trenes
¿Adónde han ido los trenes llenos de fama y poder, cuya elocuencia fue ayer la gloria de los andenes? Cuando por la tarde vienes cruzando el año perdido, ¡cómo extrañas el silbido anhelante, noticioso, que desdeñaba el reposo y majestad del olvido!
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Mi_Cuerpo_Hoy_Me_Parece
Mi cuerpo hoy me parece un recuerdo de mí. No es mi memoria la que vive en mi frente, sino mi cuerpo entero el que está arrinconado en ella, entre las nubes, esperando la muerte del olvido. Yo ya soy más que yo. Formé mi ambiente, me envolví con mi alma, abandoné la vida de los hombres. Quiero olvidar mi cuerpo, dormirlo en mí quisiera. Sus sueños exteriores inundarán mi espíritu. Poblaciones extrañas, dioses nuevos, elementos distintos, lo rodeen. Voy dictando palabras al que yo fui en el mundo, al que cree contenerme debajo de sus ojos, al que estoy dominando, ensombreciendo, al que escribe esta historia.
es
Eguren,José_María
<XXI
Yo_Soy_La_Walkyria_Que,_En_Tiempos_Guerreros
Yo soy la walkyria que, en tiempos guerreros, cantaba la muerte de los caballeros. Mis voces obscuras, mi suerte lontana, mis sueños recorren la arena germana. Y de paladines fierísimos robo las cotas de reno, los dientes de lobo. No valen, no valen las duras corazas y los guanteletes, las picas, las mazas. Ni vale tampoco la senda florida, los cielos dorados, la luz de la vida. Soy flor venenosa de pétalo rubio, brotada en la orilla del negro Danubio. Y no desventuras mi faz manifiesta; mi origen no saben los cantos de gesta. Y sé las ideas funestas y vagas; y el signo descubro que ocultan las sagas. Yo soy la que vuelvo contino las fojas del mal: las azules, las blancas, las rojas. Sin tregua contemplo la noche infinita; me inclino en la curva de ciencia maldita. Y dando a mi cielo tristísima suerte, camino en el bayo corcel de la muerte.
es
Pombo,Rafael
<XXI
La_Revista
¡Adelante, valientes muchachos! Suenen cajas y trompas y cachos, Bata el viento los rojos penachos; Vista al frente, y al hombro el fusil, iAdelante, cachorros intrépidos! Rataplán, rataplán, rataplín. cachos Pero al ver a este viejo soldado Que le dio media pierna al Estado Y quedó sin fortuna y baldado Porque el pueblo viviera feliz, Presentadle las armas, dad vítores Y la marcha de triunfo batid Rataplán, plin, plan Rataplín, plan, plin. Suplicadle que cuente la historia De esos días de muerte y de gloria. Lanza y fuego, derrota y victoria. Hambre y sed y aventuras sin fin. Y que pase revista al ejército. Rataplán, rataplán, rataplín. ¡Adelante marchad, veteranos! Pero nunca enrojezca esas manos Sangre nuestra, de amigos y hermanos. En interna sacrilega lid. Guardad toda la furia y la pólvora Contra el que ose la Patria invadir, Y entonces sí Rataplán, rataplán, rataplín.
es
Orión_de_Panthoseas
XXI
..._Parecerá_Increíble,_Pero_He_Sabido_Al_Fin_Que_Las_Costumbres_Enmohecen_Y_Aprietan,_Apelmazan
... parecerá increíble, pero he sabido al fin que las costumbres enmohecen y aprietan, apelmazan; por eso las muy putas me han hecho así de denso y taimado, yo diría que hasta irreconocible; ... y es que, los días que vienen como éste, casi es mejor pegarse un tiro, o ponerse a correr y a correr y no parar hasta caer como un trapo en la cuneta; así no podría pensar, o a lo mejor me olvidaba de que he debido o debo ser un hombre; ... por eso, después de haber seguido y seguido con tesón implacable durante tanto tiempo dentro de este ser hombre-burro, resulta que parece que las hubiera olvidado y no pudiera reconocer siquiera las palabras, me doy cuenta de que las bellas ya no puedo hallarlas fácilmente ni puedo cogerlas sin remordimiento; al contrario, noto que al tocarlas me rozan y hieren, como si a fuerza de no usarnos hubiera surgido entre nosotros un foso insalvable de rencor y de fobia, de extrañamiento, de descortesía; ... y no, no me atrevo a decir que no me duela este escarnio, esta afrenta a una felicidad y reglas de mente y corazón que tuve; ... éstos días canallas los conozco bien, los conozco de puta madre; siempre, siempre vienen con los cuchillos tapados; vas tan tranquilo, dando patadas a las hojas, y, de repente, sientes en la espalda un dolor punzante que te aprieta, que te ahoga y no te deja ni respirar; ... y aunque suelo decirme que ya soy muy mayor y que debo tener cuidado con todo, mucho cuidado, y una y otra vez vuelvo a repetírmelo, yo, sin embargo, erre que erre, para adelante y contra el suelo dale que dale, un día y otro con furia y con ira.
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Que_Los_Años_Por_Ti_Vuelen_Tan_Leves,
Que los años por ti vuelen tan leves, Pides a Dios; que el rostro sus pisadas No sienta, y que a las greñas bien peinadas No pase corva la vejez sus nieves. Esto le pides y, borracho bebes Las vendimias en tazas coronadas; Y para el vientre tuyo las manadas Que Apulia pasta son bocados breves. A Dios le pides lo que tú te quitas; La Enfermedad y la Vejez te tragas, Y estar de ellas exento solicitas. Pero en rugosa piel la deuda pagas De las embrïagueces que vomitas, Y en la salud que comilón estragas. Esto le pides y, borracho bebes Las vendimias en tazas coronadas; Y para el vientre tuyo las manadas Que Apulia pasta son bocados breves. A Dios le pides lo que tú te quitas; La Enfermedad y la Vejez te tragas, Y estar de ellas exento solicitas. Pero en rugosa piel la deuda pagas De las embrïagueces que vomitas, Y en la salud que comilón estragas. A Dios le pides lo que tú te quitas; La Enfermedad y la Vejez te tragas, Y estar de ellas exento solicitas. Pero en rugosa piel la deuda pagas De las embrïagueces que vomitas, Y en la salud que comilón estragas. Pero en rugosa piel la deuda pagas De las embrïagueces que vomitas, Y en la salud que comilón estragas.
es
López,Luis_Carlos
<XXI
“¡Viva_La_Paz,_Viva_La_Paz!”...
“¡Pax vobis!” “¡Viva la paz, viva la paz!”... Así trinaba alegremente un colibrí sentimental, sencillo, de flor en flor... Y el pobre pajarillo trinaba tan feliz sobre el anillo feroz de una culebra mapaná. Mientras que en un papayo reía gravemente un guacamayo bisojo y medio cínico: —¡Cuá, cuá!
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
La_Noche_Es_Suave_Y_Muelle
La noche es suave y muelle tal cual si fuera hecha con los vellones blandos de alguna oveja negra. No hay luna. Vago a oscuras por el campo hechizado. Huelo frescor de juncos, de sauces y de álamos. Voy junto a la laguna, ¡oh misterio del agua! El agua es un ser vivo que me contempla y calla. La laguna, esta noche, parece pensativa. Mi alma se alarga a ella como una serpentina. ¡Cuánto me gusta el agua! ¡Cuánto me gusta el agua! Hacia ella se inclina cual un junco mi alma. Acaso, en otra vida ancestral, yo habré sido antes de ser de carne, cisterna, fuente o río...
es
González,Ángel
<XXI
Así_Parece
Acusado por los críticos literarios de realista, mis parientes en cambio me atribuyen el defecto contrario; afirman que no tengo sentido alguno de la realidad. Soy para ellos, sin duda, un funesto espectáculo: analistas de textos, parientes de provincias, he defraudado a todos, por lo visto; ¡qué le vamos a hacer! Citaré algunos casos: Ciertas tías devotas no pueden contenerse, y lloran al mirarme. Otras mucho más tímidas me hacen arroz con leche, como cuando era niño, y sonríen contritas, y me dicen: qué alto, si te viese tu padre…, y se quedan suspensas, sin saber qué añadir. Sin embargo, no ignoro que sus ambiguos gestos disimulan una sincera compasión irremediable que brilla húmedamente en sus miradas y en sus piadosos dientes postizos de conejo. Y no sólo son ellas. En las noches, mi anciana tía Clotilde regresa de la tumba para agitar ante mi rostro sus manos sarmentosas y repetir con tono admonitorio: ¡Con la belleza no se come! ¿Qué piensas que es la vida? Por su parte, mi madre ya difunta, con voz delgada y triste, augura un lamentable final de mi existencia: manicomios, asilos, calvicie, blenorragia. Yo no sé qué decirles, y ellas vuelven a su silencio. Lo mismo, igual que entonces. Como cuando era niño. Parece que no ha pasado la muerte por nosotros.
es
Camões,Luís_de
<XXI
Soneto_Clvi
Orfeo enamorado que tañía Por la perdida Ninfa que buscaba, En el Orco implacable donde estaba, Con la arpa, y con la voz la enternecía. La rueda de Ixión no se movía, Ningún atormentado se quejaba; Las penas de los otros ablandaba, Y todas las de todos él sentía. El son pudo obligar de tal manera, Que en dulce galardón de lo cantado, Los infernales Reyes condolidos, Le mandaron volver su compañera, Y volviola a perder el desdichado; Con que fueron entrambos los perdidos.
es
Pizarnik,Alejandra
<XXI
Ella_Se_Desnuda_En_El_Paraíso
ella se desnuda en el paraíso de su memoria ella desconoce el feroz destino de sus visiones ella tiene miedo de no saber nombrar lo que no existe
es
Cuenca,Luis_Alberto_de
<XXI
Línea_Clara
Dicen que hablamos claro, y que la poesía no es comunicación, sino conocimiento, y que sólo conoce quien renuncia a este mundo y a sus pompas y obras —la amistad, la ternura, la decepción, el fraude, la alegría, el coraje, el humor y la fe, la lealtad, la envidia, la esperanza, el amor, todo lo que no sea intelectual, abstruso, místico, filosófico y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo—. Dicen que hablamos claro, y que nos repetimos de lo claro que hablamos, y que la gente entiende nuestros versos, incluso la gente que gobierna, lo que trae consigo que tengamos acceso al poder y a sus premios y condecoraciones, ejerciendo un servil e injusto monopolio. Dicen, y menudean sus fieras embestidas. Defiéndenos, Tintín, que nos atacan. Dicen, y menudean sus fieras embestidas. Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.
es
Flórez,Julio
<XXI
No_Los_Soñó_Mejores_Praxiteles
No los soñó mejores Praxiteles. ¿Venus? Venus jamás los tuvo iguales. Nunca se han inventado los cinceles que copien esas curvas ideales. Como preciado y singular adorno surge un lunar sobre su cutis de Hebe, que parece, en las líneas del contorno, un pájaro entumido entre la nieve. Al través de la pálida blancura de la piel tibia, tersa y perfumada, hay una vena azul; la sangre pura corre allí con hervores de cascada. ¡Oh brazos que yo adoro: haced amantes una prisión para mi pecho; ansío ver de cerca los ojos fulgurantes de vuestro dueño; hacedla, tengo frío!
es
Benedetti,Mario
<XXI
El_Hígado_De_Dios
Dios padre / campechano en el estilo de juan veintitrés dijo / dejad que los excomulgados vengan a mí / dejadlos abortistas / herejes adúlteros o gays marxistas / sacerdotes casados guerrilleros venid a mí / libérrimos vuestro es el reino de los cielos míos en cierto modo debo compensaros por los vejámenes sin cuento por los agravios con encíclica que os vienen infligiendo mis vicarios desde la inquisición me duele el hígado venid excomulgados hijos míos
es
Plaza_Llamas,Antonio
<XXI
Hosanna_A_Los_Pillos
El mundo es comedia, no sé quien lo dijo, pero es una farsa de risa y gemidos, en que hacen primeros papeles los pillos. Aquel que de honrado se precia, por digno, no pasa en la vida jamás de borrico. ¡Dichoso el que lame como un falderillo, la pérsica alfombra de prócer conspicuo, y brinda gozoso en prosa o idilio por glorias excelsas de noble caudillo, cantándole siempre que es máximo altísimo! ¡Feliz el menguado que haciéndose mínimo, será con el tiempo lo menos ministro! ¡que al fin es el pueblo un pobre pollino, que nunca las coces tirar ha sabido, y carga la carga sin dar un respingo! ¡Dichosos los bajos! ¡dichosos los pícaros! venid, marmitones, formad un gran círculo, cantando entusiastas, ¡hosanna a los pillos! Feliz quien del robo haciendo un oficio, con veinte por ciento le presta al vecino. Y si este se queda sin torta ni abrigo, al caco le importa todo eso un pepino. El mutuo usurario es bueno y es lícito; la ley lo protege, la ley que hace rico al noble usurero que medra tranquilo sembrando su vida de goce infinito, que si ella es el goce, gozar es preciso. ¡Qué vivan las leyes, las hembras, el vinol en rápida polka, en grave zorcico, en vals vaporoso, en danza y en brincos, con júbilo el caco arroja este grito: venid, marmitones, formad un gran círculo, cantando entusiastas, ¡hosanna a los pillos! Feliz el que tiene por canon político pasar la existencia viviendo del fisco. ¡La patria!... ¿qué importa que ruede al abismo, y cargue el demonio con todos sus hijos?... dichoso el que antaño quemaba rendido migajas de mirra al viejo Benito; a Lerdo más tarde y hoy dice a Porfirio que es de sus adeptos el más decidido, y grita entusiasta que es don Vicentico general insigne, muy generalísimo. Al ver a éste y otros famélicos bichos, que siempre a la nómina están adheridos, gobierne ya Pedro, o Juan o Remigio, sonando las manos entonces les digo: ¡salud miserables! ¡hosanna a los pillos!
es
Brines,Francisco
<XXI
Palacio_Del_Otoño
Hablar de esta ciudad, en la que alojo mi espíritu y mi cuerpo, sería hablar de soledad y de pobreza. Y hay un rumor de viento que levanta, sin luz, oleadas de luz (fingida vida de las hojas). En el reposo de la tierra yace, mojada por la lluvia, la belleza del mundo. En la vieja ciudad, palacio del otoño, los generosos sueños del amor, y el entusiasmo del espíritu, residen; desde siglos aposentan su llama dentro del cuerpo de los jóvenes. Queman sus corazones tras los muros; fuera, la noche cerca silenciosa la música del sueño. Hablo de esta ciudad, y estoy hablando de soledad y de pobreza. Porque en ella yo habito. Crucé los parques hoy, y a la temprana hora en que este oscuro cielo aún más desciende para apagar un resplandor escaso, cerré tras mí la puerta de la casa. Y ha pasado un gran tiempo, y estoy mirando aún, con ojos doloridos, los rincones oscuros de mi alma. ¿En dónde están los sueños? Tengo joven la frente, vivos los pensamientos, rumorosa y oscura la mirada, la lengua es una hoguera de palabras, humo claro la voz, y nunca tuve el pecho tan hermoso, tan poblado de amor. Hablo de mí, y estoy hablando de soledad y de pobreza.
es
Gelman,Juan
<XXI
Fe_De_Erratas
donde dice “salió de sí como de un calabozo” (página tal verso cual) podría decir “el arbolito creció creció” o alguna otra equivocación a condición de tener ritmo ser cierta o verdadera así escribió sidney west estas líneas que nunca lo amarán en el frescor de un pozo ciego y oscuro arriba de la tierra deslumbrada por el sol o sol o sol o sol donde dice “si fuéramos o fuésemos/como rostros humanos” (página tal verso cual) es como el buey que allí se aró no podrido por la pena o la furia disimulando el mucho rato en soledá ¡ah sidney west! aquí terminan (ojalá) tus repechazos áspimos y pésimos qué poca por alrededor de este hombre y adentro qué animal a sidney west se lo comieron todos los pájaros que supo inventar la ponina y el nino especialmente golosos de su estado y pasión abierta dulce como inútil donde dice “un día pasó lo que sigue” (página tal verso cual) había pasado antes la tristeza y eso es fatal para el poeta fue fatal para el peno de west ¡ea bichitos tábanos fulgores que saludaban en el cementerio de Oak! allí lo pusieron a sidney west que duerma donde dice “que duerma duerma duerma” (página tal verso cual) debe decir que duerma y más nada así que west con el amor primero fue para sidney marinero sidney el último en historia giró con west como burro de noria que duerma y nada más debe decir (página tal verso cual) y más nada que duerma y no otra cosa que duerma duerma duerma que duerma duerma duerma sidney west hasta que alen por favor los pieses que duerma sidney west hasta que bien nos amoremos que duerma duerma duerma el padre lo respire si lo quisiese respirar acá yacen mezclados como antes peor que duerma duerma duerma que duerma sidney west donde dice “cortinas con los pájaros para que entre la mañana cantando” (página tal verso cual) debe apagarse a la mañana sidney west que duerma duerma duerma
es
Rasch_Isla,Miguel
<XXI
Lejos_De_Ti_Me_Siento_Desterrado
Lejos de ti me siento desterrado... para mi corazón eras a modo de una tierra nativa en la que todo lo que hace amar la vida hemos hallado. Hoy nos separa la impiedad de hado, y en hosca senda mi sandalia enlodo, pensando en ti como feliz recodo adonde nunca retornar me es dado. En plena soledad alzo mi lona y cuando tu recuerdo me obsesiona, en nostalgia recóndita me encierro, y me invade la angustia sin medida del proscrito que llora en el desierto por la patria indolente que le olvida.
es
Benedetti,Mario
<XXI
Los_Tres
El cadalso y carlota corday los alinearon en la habitual arruga de la historia pero danton robespierre marat no se miran ni se dirigen la palabra la muerte esa inasible que fuera su cofrade y su enemiga los recorre con dulce escalofrío en tanto que la fama los satura de himnos desafueros y retórica matarifes o mártires pródigos o inclementes jacobinos o nada entrañables o impíos bonne nouvelle o fetiches patronos de la luz o del terror blandieron la justicia como fiebre el amor cual relámpago la excepción como regla y la revolución ese eterno entrevero como última acrobacia inevitable no obstante hace dos siglos bregaron deliraron murieron con urgencia no sin antes mostrar al resto de los tiempos lo frágiles que eran la cerviz los poderes y sin embargo esos huéspedes o anfitriones del peligro marat danton y robespierre no se hablaban ni se miraban o al menos no se hablaron ni se miraron hasta que de las nuevas arrugas de la historia emergieron artigas y martí y sandino y el che y otros abuelos y bisabuelos cándidos y al abrazarlos sin hacer distingos de a poquito los fueron persuadiendo de que todos lucharon por el hombre el pobrecito duende de este mundo
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
¡Mas_Ved_Que_No_Por_Ser_Menos_Soñado
¡Mas ved que no por ser menos soñado este grito de gloria es menos fuerte; el grito de mi pueblo es tan sagrado como la voz de Dios! ¡Quiso la suerte que los vierais llorar a vuestro lado, clavada toda en vos el arma inerte... y pensad que esos labios que han llorado se han reído mil veces de la muerte! Y ellos son el Pasado en el Presente son el nervio de luz de un continente: son Sorocaima, el manco sin mancilla que habló quizá en su lengua de guerrero como aquel vuestro manco aventurero habló en el verbo heroico de Castilla.
es
Fernández_Rollán,César
XXI
Xa_Te_Fuiste_Bruxo_Bueno
Xa te fuiste bruxo bueno. Con tus ojos de chiquillo incorregible atrapado en un disfraz de piel marchita... Temeroso y solitario... Dijiste adiós con un silencio que acudió a nublar tu rostro desde el alma… Y tus ojos se cerraron... Se llevaron al muchacho de sonrisa interminable. De pies menudos y manos curtidas. De risa loca... Cual traviesa mariposa te marchaste... Y emprendiste grácil vuelo a jugar entre las flores frescas del cielo... Xa te fuiste bruxo bueno. Cuídate chiquillo viejo. Posa tus alas cansadas en los pétalos del cielo...
es
González_Cano,Cándida
XXI
Te_Veo_Transparente
Te veo transparente, Mágico y lujurioso, Poderoso y cobarde. Andando de puntillas Por temor A entregarte.
es
López_Velarde,Ramón
<XXI
¡Bien_Hayas_Oh_Lejano
¡Bien hayas oh lejano y glorioso contento de volver a mirarla! ¡Qué desgano el del viaje de ahora, que me cubre de una angustia de pésame! Presiento la fuga del amor en este octubre. Corre la antigua posta en la llanura barrida por los cierzos de contino; el sol avaro apenas si fulgura sobre la paz de otoño del camino, y con fúnebres sones que se dilatan por la carretera van entonando en la mañana austera coplas de desamor los postillones. (Fuensanta: cuando ingreso a tu azul valle la ternura de ayer se me alborota, pero yo le aconsejo que se calle. Mi corazón es una cuerda rota). Y te miro por fin... ¡Pero qué raros se le aparecen a mi fe taimada tu faz risueña y tus vestidos claros! ¡Oh, qué lejos te fuiste, enlutada! Haces bien en reír de mis locuelas ilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía, y en darlas un adiós, que es alegría en el augurio de tus blancas telas. En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada? Corre la antigua posta en la llanura barrida por los cierzos de contino; el sol avaro apenas si fulgura sobre la paz de otoño del camino, y con fúnebres sones que se dilatan por la carretera van entonando en la mañana austera coplas de desamor los postillones. (Fuensanta: cuando ingreso a tu azul valle la ternura de ayer se me alborota, pero yo le aconsejo que se calle. Mi corazón es una cuerda rota). Y te miro por fin... ¡Pero qué raros se le aparecen a mi fe taimada tu faz risueña y tus vestidos claros! ¡Oh, qué lejos te fuiste, enlutada! Haces bien en reír de mis locuelas ilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía, y en darlas un adiós, que es alegría en el augurio de tus blancas telas. En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada? (Fuensanta: cuando ingreso a tu azul valle la ternura de ayer se me alborota, pero yo le aconsejo que se calle. Mi corazón es una cuerda rota). Y te miro por fin... ¡Pero qué raros se le aparecen a mi fe taimada tu faz risueña y tus vestidos claros! ¡Oh, qué lejos te fuiste, enlutada! Haces bien en reír de mis locuelas ilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía, y en darlas un adiós, que es alegría en el augurio de tus blancas telas. En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada? Y te miro por fin... ¡Pero qué raros se le aparecen a mi fe taimada tu faz risueña y tus vestidos claros! ¡Oh, qué lejos te fuiste, enlutada! Haces bien en reír de mis locuelas ilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía, y en darlas un adiós, que es alegría en el augurio de tus blancas telas. En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada? Haces bien en reír de mis locuelas ilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía, y en darlas un adiós, que es alegría en el augurio de tus blancas telas. En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada? En la zona en que muertas a cuchillo mis esperanzas yacen hoy deshechas ¿no miras, dulce amada, la pagana visión de un amorcillo que me dispara sus ardidas flechas, pero que va volando en retirada?
es
Machado,Antonio
<XXI
Cantores,_Dejad
Cantores, dejad palmas y jaleo para los demás.
es
Meléndez_Valdés,Juan
<XXI
Al_Partir_Y_Dejarla
Al partir y dejarla Medrosa de mi olvido Me dio para memoria Dorila un Cupidillo, Diciéndome: en mi seno Ya queda, zagal mío, Si tú la imagen llevas, Por señor el Dios mismo. Ten cuenta pues que el tuyo Le guarde bien, y fino Por él sin cesar oigas La voz de mi cariño. Que aunque cruel te alejas, Con mi anhelar te sigo; Y en cuantos pasos dieres Siempre estaré contigo, Cual tú en toda mi alma; Que este donoso niño Sabrá tu fe guardarme. Tornarte mis suspiros. Y de marfil labrado Diome un Amor tan lindo, Que viéndole aun Citeres Creyera ser su hijo. Vendados los ojuelos, Luengo el cabello y rizo, Las alitas doradas, Y en la diestra sus tiros. La aljaba al hombro bello, Y el arco suspendidos, Que escarmentados temen Los dioses del Olimpo. Arterillo el semblante Cuan vivaz y festivo, Y así como temblando Por su nudez de frío. Yo solícito al verle Tan risueño y benigno, Los más dulces requiebros Inocente le digo. Y encantado en sus gracias, Bondadoso y sencillo Cual un dige precioso Le contemplo y admiro. Ya le tomo en mis brazos, Ya a mis labios le aplico, Con mi aliento le templo, Y en mi pecho le abrigo. Mas tornando a mirarle, Con él juego y me río; Y en mil besos y halagos Las finezas repito: Tras las cuáles le vuelvo De mi seno al asilo, Do aun más tierno le guardo, Más vivaz le acaricio. Cuando súbito siento Tan ardientes latidos, Como cuando en el tuyo, Dorila, me reclino. ¿Y qué fue? que en el hondo Se me entró el fementido. Del corazón llagado, Para aún más afligirlo.
es
Bretón_de_los_Herreros,Manuel
<XXI
Leonor_Se_Esconde._—¿Por_Qué_Será?
Leonor se esconde. —¿Por qué será?... Ya sé yo adónde... y a lo que va. Ya al gabinete con un billete Color de rosa... ¡Qué linda cosa, Bella Leonor, ¡Es un billete de amor! Por verlo muero, dice entre sí. ¡Es el primero que recibí! ¡Mucho sigilo!, dijo Camilo. Nadie lo vea, nadie lo lea, Sino Leonor; Que es un billete de amor. Los del Tesoro, para papá; Que él siempre el oro preferirá. Pero el dinero del mundo entero No tiene encanto, no vale tanto Para Leonor Como un billete de amor. ¡Oh que embeleso! ¡Oh qué pasión! Merece un beso cada renglón. Turbada el alma pierde la calma; Mas no me asusto; tiemblo... de gusto. ¡Viva Leonor Con un billete de amor. Yo le contesto... ni mal, ni bien. Mejor es esto: un ten con ten... Así a mi primo no desanimo; Pero es muy tonto decir tan pronto «Tuya es Leonor» En un billete de amor. ¡Leonor! En vano tregua le das. Tarde o temprano sucumbirás. Mientras Camilo duerme tranquilo, Letal veneno bebe tu seno, ¡Pobre Leonor! En un billete de amor. un billete de amor! un billete de amor. un billete de amor. un billete de amor. un billete de amor. un billete de amor.
es
Esparza_Oteo,Teresa
XXI
Tus_Afanes_3
Lo que sientes no lo dicen tus palabras. Si te doy ternura, es brisa, tu pelo se mece y entrecierras los ojos. Cuando te enojas eres un títere, los brazos se mueven sin lógica, brincas. No te afanes en que entienda, de tu boca salen ruidos incomprensibles que se disuelven. Te observo y me deleito: es bello el movimiento de tus labios.
es
Martínez,Daniel_Omar
XXI
Esa_Mujer
Esa mujer apareció una tarde de ojos anclados en la lluvia se descalzó el abrigo el otoño, la mirada camino hacia mí como a la muerte o la esperanza dijo cosas que siempre guardaré en los muelles de la memoria vino a enseñarme la magnitud de un beso la eternidad que hay en el salto de arriesgar en el otro esa mujer llevaba un puerto atravesado en la nostalgia una herida de sal mordiéndole la infancia y cuando dijo amor de sus ojos llovió todo el mar esa mujer llevaba un puerto atravesado en la nostalgia una herida de sal mordiéndole la infancia y cuando dijo amor de sus ojos llovió todo el mar
es
Andreu,Blanca
<XXI
Amor_Mío,_Mira_Mi_Boca_De_Vitriolo
Amor mío, mira mi boca de vitriolo y mi garganta de cicuta jónica, mira la perdiz de ala rota que carece de casa y muere por los desiertos de tomillo de Rimbaud, mira los árboles como nervios crispados del día llorando agua de guadaña. Esto es lo que yo veo en la hora lisa de abril, también en la capilla del espejo esto veo, y no puedo pensar en las palomas que habitan la palabra Alejandría, ni escribir cartas para Rilke el poeta. Esto es lo que yo veo en la hora lisa de abril, también en la capilla del espejo esto veo, y no puedo pensar en las palomas que habitan la palabra Alejandría, ni escribir cartas para Rilke el poeta.
es
Coronado,Carolina
<XXI
No_Es_Sueño,_Es_La_Verdad_¡Oh_Mar!_Te_Veo
No es sueño, es la verdad ¡oh mar! te veo... no es sueño, es la verdad, ¡estoy contigo!... no es sueño, es la verdad, tus ondas sigo y sacio en contemplarte mi deseo; aquí está la verdad en que yo creo, aquí habita el Señor que yo bendigo, y siento entre estas vívidas montañas el hondo palpitar de sus entrañas. ¡Tú eres el mar!... ¡el mar!... no eres el río; el horizonte con tus brazos llenas, y en vez de murmurar bramas y truenas maravillando el pensamiento mío, pero en tu seno con placer confío recuerdos, dichas, esperanzas, penas, sin que un instante me acobarde el miedo de que en tus ondas sumergirme puedo. ¿Miedo de ti? ¿Por qué? ¿No es de la tierra de dónde vengo yo? ¡Por qué temerte! ¿Amenazas tú más que con la muerte ni tienes sino el agua que dé guerra? ¿En dónde tu maldad ¡oh mar! se encierra para que así nos acobarde el verte? ¿Qué me puedes hacer? ¿Tragar mi barca?... La Francia se ha tragado a su monarca. ¿A dónde vais, pobres gaviotas, huyendo así del horizonte oscuro? ¿No teméis el morir al pie del muro en sangre tintas vuestras alas rotas? Hubo una edad entre las más remotas, en que la tierra fue asilo seguro; pero lanzados ya de aquel asilo, el torrente del mar es más tranquilo. ¡Ah! yo no sé; pero al mirar de lejos la vasta soledad del agua hermosa, me siento de vosotras envidiosa que podéis habitar en sus espejos; los marinos nos dan tristes consejos, porque huyamos del agua borrascosa; pero al lanzarnos de tan bella casa, no saben ahora lo que en tierra pasa. ¡Cuánto más blando el mar que nos rodea, aunque el torrente abata vuestros vuelos, será que las pasiones, los desvelos de esa región que a nuestra vista humea! ¡No os vais del mar! El alma se recrea soñándose suspensa entre dos cielos, y si no tengo yo en las verdes salas, menos debéis temer que tenéis alas. ¿Qué he de temer? ¿Que el mar en sus extremos de sal inunde mi entreabierta boca? ¡La sed que en medio el agua nos sofoca en la salada lluvia saciaremos! Más salado es el llanto y lo bebemos en tierra seca, y no en corriente poca, siempre con ansia igual, con igual daño un día y otro, uno y otro año. ¡Oh mil veces feliz ave y marino, que cruzan sin temor esas montañas, y más dichosa tú la que te bañas, Cádiz, en ese golfo cristalino! Allá te veo entre el flotante lino salir, hermosa, honor de las Españas, cual salen las palomas por el río cuando a bañarse van en el estío. Hija de las entrañas de Océano, como sus conchas y sus peces eres, y las que guardas célicas mujeres son perlas escogidas por tu mano, a bordo de tu buque soberano Siempre embarcados, tus felices seres, Gozan en paz de la ilusión divina De este viaje que jamás termina. Cuando del muro los estrechos lazos salta y el onda tu cabeza baña, dicen que quiere con terrible saña tragarte el mar en míseros pedazos, pero es que te acaricia entre sus brazos como a sus tiernos hijos la alimaña, y cuando más parece que te abruma te da la leche de su blanca espuma. ¡Ciudad de torres solitaria y bella! todo es hermoso en tu recinto amigo; el pobre halla limosna y halla abrigo, y aun da a otros pobres el sobrante de ella. Cuando me lleve mi contraria estrella lejos de ti; me soñaré contigo... si es que duerme bastante para el sueño quien nada espera dulce ni risueño. ¡Ah, sí! me queda la ilusión divina de este mar tan inmenso y tan profundo, donde ha de hallar, al fin, descanso el mundo cuando lo quiera Dios. Alma vecina del mar, mejor comprende y adivina lo que es Dios, lo que el pueblo moribundo, que encerrado se agita y despedaza ser contra ser y raza contra raza. Ya le voy a dejar, nada en la vida sino el dolor profundo es duradero, y por lo misino que mirarlo quiero, tengo que darle ya mi despedida; todo placer va siempre de partida muy pronto por la vida, muy ligero, y basta que la mar mi encanto sea para que nunca más su encanto vea. ¡Adiós, amigos!... ¡tierra hospitalaria!... Las lagrimas más dulces que he vertido ¡oh Cádiz, Cádiz! en tu seno han sido; y si en medio del agua solitaria ves en el barco un rostro, que afligido te mira, yo seré que entre la varia gente y la nube del vapor que humea «¡Adiós, adiós, diré mientras te vea!»
es
Rivas,Duque_de
<XXI
El_Fratricidio._Romance_Cuarto._Los_Dos_Hermanos
De Mosén Beltrán Claquín Ante la tienda, de pronto, Páranse dos caballeros Ocultos en los embozos. El rey Don Pedro era el uno, Rodríguez Sanabria el otro, Que en la fe de un enemigo Piensan encontrar socorro, Con gran priesa descabalgan, Y ya se encuentran en torno Rodeados de franceses Armados y silenciosos, En cuyos cascos gascones, Y en cuyos azules ojos Refleja el farol, que alumbra Cual siniestro meteoro. Entran dentro de la tienda Ya vacilantes, pues todo Empiezan a verlo entonces De aspecto siniestro y torvo. Una lámpara de azófar La alumbra trémula y poco; Mas dejan ver un bufete, Un sillón de roble tosco, Un lecho y una armadura, Y lo que fue más asombro, Cuatro hombres de armas inmobles, De acero vivos escollos. Don Pedro se desemboza Y, «Vamos ya», dice ronco; Y al instante uno de aquéllos, Con una mano de plomo, Que una manopla vestía De dura malla, brioso Ase el regio brazo y dice: «Esperad, que será poco». Al mismo tiempo a Sanabria Por detrás sujetan otros, Arráncale de improviso La espada, y cúbrenle el rostro. ¡Traición!... ¡traición!... gritan ambos, Luchando con noble arrojo ; Cuando entre antorchas y lanzas En la escena entran de pronto Beltrán Claquín, desarmado, Y don Enrique, furioso, Cubierto de pie a cabeza De un arnés de plata y oro. Y ardiendo limpia en su mano La desnuda. daga, como Arde el rayo de los cielos Que va a trastornar el polo. De Don Pedro el brazo suelta El forzudo armado, y todo Queda en profundo silencio, Silencio de horror y asombro. Ni Enrique a Pedro conoce, Ni Pedro a Enrique: apartólos El cielo hace muchos años, Años de agravios y enconos, Un mar de rugiente sangre, De huesos un promontorio, De crímenes un abismo Poniendo entre el uno y otro. Don Enrique fué el primero Que con satánico tono, «¿Quién de estos dos es —prorrumpe— El objeto de mis, odios?» «Vil bastardo —le responde Don Pedro, iracundo y torvo—, Yo soy tu rey; tiembla, aleve; Hunde tu frente en el polvo». Se embisten los dos hermanos; Y don Enrigue, furioso Como tigre embravecido, Hiere a Don Pedro en el rostro. Don Pedro, cual león rugiente, ¡Taidor.!, grita; por los ojos Lanza infernal fuego, abraza A su armado hermano, como A la colmena ligera Feroz y forzudo el oso, Y traban lucha espantosa Que el mundo contempla absorto. Caen al suelo, se revuelcan, Se hieren de un lado y otro, La tierra inundan en sangre, Lidian cual canes rabiosos. Se destrozan, se maldicen, Dagas, dientes, uñas, todo Es da aquellos dos hermanos A saciar la furia poco. Pedro a Enrique al cabo pone Debajo, y se apresta ansioso, De su crueldad o justicia A dar nuevo testimonio; Cuando Claquín (¡ oh desgracia! En nuestros debates propios Siempre ha de haber extranjeros Que decidan a su antojo), Cuando Claquin, trastornando La suerte, llega de pronto, Sujeta a Don Pedro, y pone Sobre él a Enrique alevoso, Diciendo el aventurero De tal maldad es abono: «Sirvo en esto a mi señor; Ni rey quito, ni rey pongo». No duró más el combate; De su rey en lo más hondo Del corazón la corona Busca Enrique, hunde hasta el pomo El acero fratricida, Y con él el puño todo Para asegurarse de ella, Para, agarrarla furioso. Y la sacó... goteando ¡Sangre!... De funesto gozo Retumbó en el campo un viva Y el infierno repitiólo.
es
Pombo,Rafael
<XXI
Si_El_Cuadro_Horrendo_Que_Veo
Si el cuadro horrendo que veo Lo está palpando la mano, Si no es un fantasma vano Lo que de asombro no creo, Si cabe a un pueblo del mundo Despotismo tan inmundo En el siglo en que nací: ¡Patria mía, heroica y bella! Se apagó tu mansa estrella; Granada, ¡ay, pobre de ti! Pueblo que hiciste un dios Del genio de tu vergüenza Y que un solio en recompensa Le diste a unánime voz. Pueblo ciego, sordo y mudo Que un impenetrable escudo Opusiste a la razón. Hoy que contemplas tu obra No hallarás sangre de sobra Para ahogar tu maldición. ¿Cómo con pasos medidos En pos de un edén social Vino un pueblo liberal A un gobierno de bandidos? ¿Cómo al hollar con su pie La cumbre hacia donde fue, Halló, en vez de cumbre, abismo? ¿Cuál será la ceguedad Del que sembró libertad Para coger despotismo? Tú vas a decir, Destino, Si el nombre de granadino Es un timbre o un baldón. Hacen la prueba del fuego Los traidores: sabrán luego Si es rebaño una nación, Y si el suelo que fue cuna De Ricaurte el inmortal Deja ceñirse un dogal Sin desafiar su fortuna.
es
Lupiáñez,José
XXI
Sky_Line
Cantan dulces baladas con los labios pintados, tienen los corazones rotos por el amor, llevan gemas sombrías en sus dedos tan pálidos y en sus frentes que un astro porque sí decoró. En las noches siniestras beben su bebedizo y pasean su amenaza con amargo desdén, y ahora cantan sombríos lo fatal de su hechizo, y ahora viven si mueren con eterno vaivén. Van lanzando sus quejas con un triste derroche, con las caras marcadas por la náusea sin par, y te escupen, te besan, te acarician de noche, y la fiesta es la noche que no puede parar. Hoy se sienten perdidos y dolientes y altivos, hoy parece que esconden de esa duda algo más, van y vienen errantes y otrosí fugitivos, hoy perdieron el rumbo de la dicha quizás. Y es por eso que agitan su mayor desconsuelo, por el largo desvelo que no causa rubor, y por eso van torpes con las copas de hielo, que vivir es acaso este escaso temblor. Y sus frentes, miradlas, nada piensan ni sienten; y sus labios, fijaos, qué maligno candor, cantan pálidas gemas con palabras que mienten que a la noche de olvido lanzarán sin temor.
es
Rosenmann-Taub,David
XXI
—¿Vinieron_Ellos?
—¿Vinieron ellos? —Sí. —¿También Él? —Sí, también. —¿Cenaron ellos? —Sí. —¿Y Él, dime, y Él cenó, dime, cenó? —No sé, no sé. * * * Yo sí lo sé, y, también, la cena, que se heló. Yo sí lo sé, y, también, la cena, que se heló.
es
Burriel,Adolfo
XXI
...El_Deseo_Reunía
...El deseo reunía los afanes del beso, la enamorada noche del sueño. Era el destino de este viaje, tierra buscada que devuelve a los orígenes o mata, ...y los dioses furtivos ponían los milagros...
es
Botto,José
XXI
Campo_De_Estrellas
Campo de estrellas retoño mágico nacimiento del amor bajo tu luz Si perdiera tu brillo opacando la belleza cuanta oscuridad caería en mi cuerpo estrella Derrumbarían los mares en ese espíritu libertario que seduce las nubes creando la lluvia clandestina Campo de estrellas cuna del renacimiento iluminando a los amantes bajo tus formas siderales Si un día desaparecieras cuanta soledad nos cubriría angustias de piel lamerían el pavimento Tu lluvia de estrellas inspiro tantas historias como el arte que se rehace celebrando tu firmamento Espacio sideral bajo tu influencia arrojo mi piel al fuego para fluir en creación
es
Gómez_Avellaneda,Gertrudis
<XXI
¡Cómo!_¿Tan_Gran_Perturbación_Te_Asedia
¡Cómo! ¿tan gran perturbación te asedia, Por qué te ordenan con rigor y prisa Juicio crítico hacer de una comedia? ¡Por Dios que al ver a tu ánima indecisa En trance tal, (perdona si te enfado), Cualquiera puede reventar de risa. Imaginas, tal vez, pecho cuitado, Que para censurar una obra de arte Has menester de un gusto delicado? ¿Qué talento tampoco ha de faltarte, Ni juicio, ni instrucción, ni orden que guíe A ver y a examinar parte por parte? Juro si piensas tal que me desvíe Para siempre de ti, como de un zote, Por más que tierna tu amistad porfíe. ¿Hay por ventura estulto monigote, Ignorante rapaz, coplero oscuro, Que por cosa tan nimia se alborote? ¿Hay quién no sepa dar un golpe duro Aun a la misma virginal Talia, Con fuerte brazo y corazón seguro? Si no lo emprendes tú, por vida mía Que no sin cascabel quedará el gato, Y su pena tendrá tu cobardía: Pues no has de ver expuesto tu retrato En baratillos mil, ni en gacetillas Te han de llamar ilustre literato. Para crear de ingenio maravillas, Desvélense Gallegos y Quintanas, Y Harlzembusches, Bretones y Zorrillas. Tú, sin recurso de las nueve hermanas, Si esa tu indigna timidez sacudes, Nombre a la par de sus ingenios ganas. Y trabaje Rubí, que sin que sudes Para agradar, con su feliz constancia, Que te has de ver más popular no dudes. ¡Eh, dispón el papel! Poco en sustancia Te conviene decir: moja la pluma, Y comienza a escribir con arrogancia. «Juicio crítico»: ¡Bien! ¡como la espuma Tu gloria va a crecer! —¿Mas qué diremos? —Para empezar y terminar, en suma Basta elegir entre los dos extremos, Y exclamar: —«¡la comedia es un dislate!» O —«h¡ay en ella do quier rasgos supremos!» Lo primero es mejor: loar a un vate Que adquiere gloria y acumula plata, Es, yo lo afirmo, insigne disparate. Otra cosa ha de ser cuando se trata De inofensivo autor, o gente nuestra... ¿Quién a los suyos con rigor maltrata? Mas para caso tal, nula es tu diestra: La juzga bien el que escribió la obra, Y sus mismos elogios das por muestra. Mas miro que renace tu zozobra: ¿Qué mosca te picó? Dilo, y escribe, Que para meditar tiempo te sobra. —Quiero saber si el juicio se suscribe. —¿El juicio suscribir?... Loco te creo: ¿Quién duda igual sin delirar concibe? Muy atrasado estás, por lo que veo, De la crítica que hay en nuestra España; O es que naciste para ser pigmeo. No se firma jamás, cuando con saña Se le zurra a un autor, que capaz fuera De contestar con fabuleja extraña. —¿Zapatero?... —¡Cabal! Mas la parlera Fama, divulga el recatado nombre Por la voz de una turba vocinglera. Esa turba es de amigos; no te asombre: Ellos dirán: —«la crítica es sublime: La hizo fulano». Y cátate grande hombre. ¿Qué te habrá de importar que desestime Tu censura el autor; que docta gente Exclamé con dolor —¡y esto se imprime! Tú no por eso abatirás la frente, Y el vulgo que verá tu aire triunfante Acatará tu fallo reverente. —Mas lo habré de fundar. —¡Calla ignorante! ¿A qué viene pensar en fundamento Si tu edificio debe ser flotante? ¡Es mala la comedia! Aquí está el cuento. Es mala, y basta... porque yo lo digo: Estilo pobre pésimo argumento! El público aplaudió... —Mas dime, y sigo: ¿He de afirmar que el público se engaña? ¿Del voto general me haré enemigo? —No; pero puedes deslizar con maña, Que llenaba el local una pandilla De amigos del autor, o que en España El mostrarse cortés no es maravilla, Y que a esta condicion, tan oportuna, Alto triunfo debió mísera obrilla. Puedes decir también que allá en su cuna Tuvo el autor benéfica influencia De alguna estrella, o de la misma luna: Mas que en medio de todo es en su esencia Un zopenco, un estúpido, un ilota, Que solo alcanza de agradar la ciencia. —¡No es poco, por mi vida! Pero nota Que solo comenzado el juicio tengo. —Pues no habrás de añadir ni aun una jota. Bueno está como está; yo lo sostengo: No hay para que meternos en hondura: Lo esencial dicho está y a ello me atengo. Eso de analizar empresa es dura, Y nadie, por San Pedro, criticara, Si exigiese razones la censura. Si saber demandase, cosa es clara Que tanto parlanchín folletinista Temblara al comenzar, de pies a cara. Mas por milagro un Diario se conquista La pluma de algún crítico discreto, Y siempre encuentra a la ignorancia lista. Ella le saca del perenne aprieto, Y hora mime al autor, hora le zurre, Nunca el arte infeliz halla respeto. Si sesudo lector rabia ose aburre Del necio elogio, o torpe vituperio, Otro por diversión a ellos recurre. Y ni estólidos faltan, que al criterio Del intruso censor la frente inclinen, Por ejercer de su eco el ministerio. Corre pues, ¡vive Dios! no te acoquinen Los descontentos que do quier pululan: Mas los necios serán que te apadrinen. Adula o pega a tu placer: circulan, Buenos o malos, los escritos todos Que en las activas prensas se acumulan. Nuestro siglo feliz por varios modos Protege a los audaces, y aun levanta A muchos ¡ay! que estaban entre lodos. Así nuestra cultura se adelanta, Y a fe que los quejosos escritores Se divierten también en gresca tanta; Que ya indulgencia encuentren, ya rigores, Del oso bailarín hacen recuerdo, Y al escuchar dicterios o loores Saben si es mono el que los dice, o cerdo. Juicio crítico Gallegos Quintanas, Harlzembusches, Bretones Zorrillas Rubí, «Juicio crítico» juicio ¿Zapatero?
es
Cañizal,Luis
<XXI
Que_Al_Son_De_Nuno_Júdice
Los campos de la patria son una lección retórica de austria-hungría a caballo, una baladronada de schumann cabalgando en un leño, una sabihondez del abate liszt, unos ojos exoftálmicos pidiendo limosna al cielo: la consapevolezza del mulo que sueña con nubarrones desde la tibieza de su cuadra mientras pasta ante la pesebrera. Los campos de la patria son tener cauce y no tener río al que asomarse cuando se es árbol de la orilla. ...Como cae del cielo la luz en lamparazos misericordiosos medidos a zancadas por los postes y sus cables métricos. Lamparazos de luz: explosiones radiosas a lo lejos que no acierta la vista a distinguir si es aguacero jubiloso y repentino (como en el porvenir de nuestras vidas) o al cauce abandonado cumplirle la promesa de que volverá un día a transitar henchido, con pinos en cantiles por orillas. Los campos de la patria son nube rampante en cielo de tormenta, cañonazo estrellado en el costado mártir del mapa en carnes vivas sin nombres con los que arroparse. Los campos de la patria son lo que resta de un muro tembloroso de castillo (como corazón de sandía enarbolado) en el aire de tormenta. Los campos de la patria son un piano desmelenado cuando empieza a llover a latigazos igual que exclamaciones desatando el olor a pasto fresco en todas las conciencias.
es
Nervo,Amado
<XXI
¡Qué_Bien_Están_Los_Muertos!
¡Qué bien están los muertos, ya sin calor ni frío, ya sin tedio ni hastío! Por la tierra cubiertos, en su caja extendidos, blandamente dormidos... ¡Qué bien están los muertos con las manos cruzadas, con las bocas cerradas! ¡Con los ojos abiertos, para ver el arcano que yo persigo en vano! ¡Qué bien estás, mi amor, ya por siempre exceptuada de la vejez odiada, del verdugo dolor...; inmortalmente joven, dejando que te troven su trova cotidiana los pájaros poetas que moran en las quietas tumbas, y en la mañana, donde la Muerte anida, saludan a la vida!
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Si_Conozco_Tus_Vías,_Claramente
Si conozco tus vías, claramente por bosque azul te llevará mi mano. Si dueño fui de tu coral liviano, sólo con nubes rozaré tu frente. Confíate a mi azar y que te oriente su delirio por clima soberano. Cortaré sus figuras al verano y al otoño su brisa diferente. Y así, lleno del aire y de la estrella que te dé, correremos tu camino. Nadie verá nuestra infinita huella ni escuchará nuestro fluir divino. Caballo volador, rauda centella. Jinete por el cielo solferino.
es
Acuña,Manuel
<XXI
Un_Sueño
¿Quieres oír un sueño?... Pues anoche vi la brisa fugaz de la espesura que al rozar con el broche de un lirio que se alzaba en la pradera grabó sobre él un «beso», perdiéndose después rauda y ligera de la enramada entre el follaje espeso. Este es mi sueño todo, y si entenderlo quieres, niña bella, une tus labios en los labios míos, y sabrás quién es «él», y quién es «ella».
es
Trindade,Raúl
XXI
Cuando_Cantaba_Janis_Joplin
Cuando cantaba Janis Joplin, Explotaban cristales o llovían crisantemos? La tarde que murió Jim Morrison, Salieron las estrellas? Porqué se llama heroína La culpable de tantas muertes? Será la sobredosis un puente a la vida continua? Mejor no averiguarlo, que morirse con las ganas?
es
Núñez_de_Arce,Gaspar
<XXI
Velut_Umbra
¡Oh incesante desvarío del hombre! ¡Oh mentida gloria, tan fugaz y transitoria como las ondas de un río! El tiempo impasible y frío va empujando tu memoria, que brilla un punto en la Historia y se pierde en el vacío. ¡Cuánto César ya olvidado! ¡Cuánta vieja desventura, que ni aun recuerda la gente, habrá visto, habrá alumbrado ese sol, desde la altura en que gira indiferente! A medida que hacia el puerto va marchando del olvido, aparece cuanto ha sido de espesas brumas cubierto. Ese polvo, árido y yerto, ha pensado y ha sentido: es el despojo perdido de la humanidad que ha muerto. De esos átomos sin nombre, ¿quién el misterio adivina? ¿quién a descifrarlo alcanza? Tan lóbrego es para el hombre lo pasado que declina, cual lo porvenir que avanza. ¿Dónde está la oculta fuente del hondo raudal humano? ¿A qué incógnito Oceano va a parar esa corriente? Principio y fin, velozmente se buscan y dan la mano; y en el germen bulle el grano, y en el grano la simiente. La flor que arrebata el viento, préstale al campo marchito nuevo jugo y nueva vida; mas ¿quién en el movimiento del génesis infinito, recuerda la flor caída? ¡Vanidad de vanidades! En nuestras horas inciertas, sobre las ciudades muertas álzanse nuevas ciudades. En ignotas soledades, en regiones, hoy desiertas, yacen de polvo cubiertas las glorias de otras edades. Cae en mortal cautiverio cuanto el alma, inquieta y muda, busca y ama, anhela y nombra. Nuestra vida en el misterio, nuestro destino en la duda, nuestro término en la sombra.
es
Hernández,Miguel
<XXI
¿Qué_Pasa?
¿Qué pasa? Rencor por tu mundo, amor por mi casa. ¿Qué suena? El tiro en tu monte, y el beso en mis eras. ¿Qué viene? Para ti una sola, para mí dos muertes.
es
Borges,Jorge_Luis
<XXI
Fría_Y_Tormentosa_La_Noche_Que_Zarpé_De_Montevideo
Fría y tormentosa la noche que zarpé de Montevideo. Al doblar el Cerro, tiré desde la cubierta más alta una moneda que brilló y se anegó en las aguas barrosas, una cosa de luz que arrebataron el tiempo y la tiniebla. Tuve la sensación de haber cometido un acto irrevocable, de agregar a la historia del planeta dos series incesantes, paralelas, quizá infinitas: mi destino, hecho de zozobra, de amor y de vanas vicisitudes, y el de aquel disco de metal que las aguas darían al blando abismo o a los remotos mares que aún roen despojos del sajón y del fenicio. A cada instante de mi sueño o de mi vigilia corresponde otro de la ciega moneda. A veces he sentido remordimiento y otras envidia, de ti que estás, como nosotros, en el tiempo y su laberinto y que no lo sabes.
es
Flórez,Julio
<XXI
¡Oh,_Tú,_La_Más_Hermosa_De_Todas_Las_Mujeres!
¡Oh, tú, la más hermosa de todas las mujeres! Tú, que clavaste tantos agudos alfileres en esta mariposa que llaman corazón. En esta mariposa que destrozaste, y luego pedazo por pedazo la fuiste echando al fuego candente de tu loca y efímera pasión. Recoge las cenizas de sus dolientes alas, devuélvele sus brillos, devuélvele sus galas, devuélvele la vida... y enséñala a volar. Y mátala mil veces, si así lo necesitas, con tal que le vuelvas la vida que le quitas en tantas veces cuantas la acabes de matar. Sabiendo tus perfidias y extraños devaneos, aquella mariposa ceñida a tus deseos irá a donde tú vayas... sin miedo de morir: porque sabrá ya entonces que aunque la despedaces, recobrará la vida, tras términos fugaces, con verte un solo instante llorar o sonreír.
es
Neruda,Pablo
<XXI
Tu_Mano_Fue_Volando_De_Mis_Ojos_Al_Día
Tu mano fue volando de mis ojos al día. Entró la luz como un rosal abierto. Arena y cielo palpitaban como una culminante colmena cortada en las turquesas. Tu mano tocó sílabas que tintineaban, copas, alcuzas con aceites amarillos, corolas, manantiales y, sobre todo, amor, amor: tu mano pura preservó las cucharas. La tarde fue. La noche deslizó sigilosa sobre el sueño del hombre su cápsula celeste. Un triste olor salvaje soltó la madreselva. Y tu mano volvió de su vuelo volando a cerrar su plumaje que yo creí perdido sobre mis ojos devorados por la sombra. Tu mano tocó sílabas que tintineaban, copas, alcuzas con aceites amarillos, corolas, manantiales y, sobre todo, amor, amor: tu mano pura preservó las cucharas. La tarde fue. La noche deslizó sigilosa sobre el sueño del hombre su cápsula celeste. Un triste olor salvaje soltó la madreselva. Y tu mano volvió de su vuelo volando a cerrar su plumaje que yo creí perdido sobre mis ojos devorados por la sombra. La tarde fue. La noche deslizó sigilosa sobre el sueño del hombre su cápsula celeste. Un triste olor salvaje soltó la madreselva. Y tu mano volvió de su vuelo volando a cerrar su plumaje que yo creí perdido sobre mis ojos devorados por la sombra. Y tu mano volvió de su vuelo volando a cerrar su plumaje que yo creí perdido sobre mis ojos devorados por la sombra.
es
Cabral,Manuel_del
<XXI
Todos_Te_Buscan_Para_Sacarle_Trapos_A_Tu_Lápiz
Todos te buscan para sacarle trapos a tu lápiz. Todos creen que la angustia cabe en una moneda. Todos creen que el placer es del tamaño de un insulto. Nadie comprende, sólo tú sabes que la mirada de un perro está más cerca del cielo que una iglesia. Sólo tú sabes que quien escribe un verso está lavando la tierra. Sólo tú sabes que a ciertas horas uniformadas hay que buscar el aire que se va con los muertos. Por eso tu casa no tiene puertas ni ventanas ni paredes, porque tú, no tu cuerpo, no tu grito con sueldo, lo mismo que la letra que decide ser gente, entra por todas partes como un pan invisible repartido, pulverizadamente unido. Y es que no puedes, no puedes estar solo: eres la muchedumbre; el que toque tu cuerpo, está tocando el mundo; cuando te besa tu mujer, besa todas las distancias, besa todos los mares en una gota de tus párpados; por eso cuando el odio se hace venda en tu llaga, está curando un ejército. Por eso cuando te ofenden, ofenden toda la tierra. Pero a pesar de todo, tú, lo mismo que un obrero cualquiera, llegas fatigado a tu casa, dejas vacíos tus zapatos, tu destino en la alcoba; tú vienes de tu oficio, vienes de juntar palabras, de juntar geografías, vienes de juntar horizontes, de ponerle conciencia al plomo ardiendo. Pero ya estás dormido... y a largo plazo... El cuerpo que te alquilaron lo has devuelto. Sin embargo, oigo la linotipia. Tus dedos suben desde la tierra. Pueblan la tierra. Mueven la rotativa. Es que ya sin reloj, llegaste más temprano y más desnudo.
es
Neruda,Pablo
<XXI
Pregunta_Xxxiv
Con las virtudes que olvidé me puedo hacer un traje nuevo? Por qué los ríos mejores se fueron a correr en Francia? Por qué no amanece en Bolivia desde la noche de Guevara? Y busca allí a los asesinos su corazón asesinado? Tienen primero gusto a lágrimas las uvas negras del desierto?
es
Jiménez,Juan_Ramón
<XXI
Volvía_Yo_Con_Las_Nubes_Que_Entraban_Bajos_Rosales
Volvía yo con las nubes que entraban bajo rosales (grande ternura redonda) entre los troncos constantes. La soledad era eterna, el silencio era eternante. Me detuve como un árbol, y oí hablar a los árboles. El pájaro solo huía de tan secreto paraje; sólo yo podía estar entre las rosas finales. Yo no quería volver en mí, por miedo de darles disgusto de árbol distinto a los árboles iguales. Los árboles se olvidaron de mi forma de hombre errante, y, con mi forma olvidada, oía hablar a los árboles. Me retardé hasta la estrella. En vuelo de luz suave, fui saliéndome a la linde, con la luna ya en el aire. Cuando yo ya me salía, vi a los árboles mirarme. Se daban cuenta de todo, y me apenaba dejarles. Y yo los oía hablar, entre el nublado de nácares, con blando rumor, de mí. ¿Y cómo desengañarles? ¿Cómo decirles que no, que yo era sólo el pasante, que no me hablaran a mí? No quería traicionarles. Y ya muy tarde, ayer tarde, oí hablarme a los árboles.
es
Othón,Manuel_José
<XXI
¡Santa_Naturaleza,_Madre_Mía!
Adiós al poeta ¡Santa Naturaleza, madre mía!, me has cobijado en tu regazo inmenso y disipaste con tu soplo intenso la nube del dolor que me envolvía. Mas ¡ay! vuelve la vida ingrata y fría, mi sueño celestial quedó suspenso... Ya alza la tierra su divino incienso y en su carro triunfal asoma el día. Poeta: es fuerza abandonar el monte. Bajemos, pues ya al ras del horizonte, Venus agonizante parpadea; tú al teatro, a la clínica, al Senado; yo a vegetar tranquilo y olvidado en el rincón oscuro de mi aldea.
es
Chumacero,Alí
<XXI
Losa_Del_Desconocido
Cuando hayas terminado, mira este muro ardiente donde la bestia cumple su reposo. Nada el azar evoca. Lejanías de olas invisibles, lenta serpiente antes del pecado o hermosas ruinas en fábulas al verde despeñadas semejan ecos de mujer que confundía el gozo con la reproducción. Pasa el desconocido. Como viento de infamia los recuerdos sitian su ávido esperar la aparición: relámpago en la arena al naufragio parecido, espuma a término llegada bajo ira, rumor, bostezo, ociosidad. Otros han de morir. Desde la puerta, quieto en el sitio del pasado, contemplo los placeres en patria sin espigas: vacío luego que se dice adiós, urna de oscuridad adonde amores no recurren ni odios se proclaman. El huracán cesó y en torno de la estrella recuerda en mí la soledad su nombre.
es
Bolaño,Roberto
<XXI
Buenas_Noches_Córnea_Buenas_Noches
Buenas noches córnea buenas noches uñas negras buenas noches muñecas buenas noches cuello mordido buenas noches ano buenas noches nariz roja de frío buenas noches estómago peludo buenas noches líneas de la mano buenas noches rodillas buenas noches mandalas ocultos buenas noches verga buenas noches hombros huesudos buenas noches ombligo perfecto buenas noches dientes buenas noches lóbulos buenas noches fuego oblicuo de la cintura buenas noches nu(n)ca.
es
Coronado,Carolina
<XXI
Nada_Resta_De_Ti..._Te_Hundió_El_Abismo
Nada resta de ti... te hundió el abismo... te tragaron los monstruos de los mares.— No quedan en los fúnebres lugares ni los huesos siquiera de ti mismo. Fácil de comprender, amante Alberto, es que perdieras en el mar la vida, mas no comprende el alma dolorida como yo vivo cuando tú ya has muerto. ¡¡Darnos la vida a mí y a ti la muerte; darnos a ti la paz y a mí la guerra, dejarte a ti en el mar y a mí en la tierra es la maldad más grande de la suerte!!...
es
Benítez_Reyes,Felipe
<XXI
Las_Ciudades_Sin_Ti_No_Las_Recuerdo
Las ciudades sin ti no las recuerdo Son las flores cerradas del mundo Las ciudades sin ti no tienen nombre Las ciudades sin ti no las recuerdo La noche solitaria que parece Tan sólo una tiniebla vagabunda La noche en que no estás tiembla mi noche Si el vacío me mira con tus ojos Vale más el vacío que la vida Si me mira el vacío con tus ojos La noche en soledad corrompe sueños La noche en que no estás tiembla mi noche
es
Al_Haded,Alí
XXI
El_Segmento_Lapidario
Disparada en el eje cartesiano, donde nacen y mueren los conjuntos, una recta, acotada entre dos puntos, debate su existencia sobre el plano. Sobre la abscisa el gran Dios soberano ¡principio y fin de los todos los asuntos! va mostrando a sus pares ya difuntos cuánto universo cabe en cada mano. Y atribulado, el hombre, de tamaña demostración de fuerza, se despierta entre la duda, el eje y su legaña. ¡El segmento es apenas un alerta que lapidariamente nos araña y nos anuncia donde está la puerta! Sobre la abscisa el gran Dios soberano ¡principio y fin de los todos los asuntos! va mostrando a sus pares ya difuntos cuánto universo cabe en cada mano. Y atribulado, el hombre, de tamaña demostración de fuerza, se despierta entre la duda, el eje y su legaña. ¡El segmento es apenas un alerta que lapidariamente nos araña y nos anuncia donde está la puerta! Y atribulado, el hombre, de tamaña demostración de fuerza, se despierta entre la duda, el eje y su legaña. ¡El segmento es apenas un alerta que lapidariamente nos araña y nos anuncia donde está la puerta! ¡El segmento es apenas un alerta que lapidariamente nos araña y nos anuncia donde está la puerta!
es
Eguren,José_María
<XXI
Y_Las_Rubias_Vírgenes_Muertas
Y las rubias vírgenes muertas, del castillo ducal no lejos y de las brumas en el fondo, vertían sus celestes lágrimas. Y con sus nacaradas manos, en los musgos y setos buscan las purpúreas florecillas, y sollozan inconsolables. Y modulando van sus sueños los días de oro recuerdan, y sus lindos ojos enluta desolada visión de muerte. Las beldades caminan dulces sobre los marchitados musgos, y florecillas de oro buscan vertiendo sus celestes lágrimas.
es
Gorostiza,José
<XXI
Preludio
Esa palabra que jamás asoma a tu idioma cantado de preguntas, esa, desfalleciente, que se hiela en el aire de tu voz, sí, como una respiración de flautas contra un aire de vidrio evaporada, ¡mírala, ay, tócala! ¡mírala ahora! en esta exangüe bruma de magnolias, en esta nimia floración de vaho que —ensombrecido en luz el ojo agónico y a funestos pestillos anclado el tenue ruido de las alas— guarda un ángel de sueño en la ventana. ¡Qué muros de cristal, amor, qué muros! Ay ¿para qué silencios de agua? Esa palabra, sí, esa palabra que se coagula en la garganta como un grito de ámbar ¡Mírala, ay, tócala! ¡mírala ahora! Mira que, noche a noche, decantada en el filtro de un áspero silencio, quedóse a tanto enmudecer desnuda, hiriente e inequívoca —así en la entraña de un reloj la muerte, así la claridad en una cifra— para gestar este lenguaje nuestro, inaudible, que se abre al tacto insomne en la arena, en el pájaro, en la nube, cuando negro de oráculos retruena el panorama de la profecía. ¿Quién, si ella no, pudo fraguar este universo insigne que nace como un héroe en tu boca? ¡Mírala, ay, tócala, mírala ahora, incendiada en un eco de nenúfares! ¿No aquí su angustia asume la inocencia de una hueca retórica de lianas? Aquí, entre líquenes de orfebrería que arrancan de minúsculos canales ¿no echó a tañer al aire sus cándidas mariposas de escarcha? Qué, en lugar de esa fe que la consume hasta la transparencia del destino ¿no aquí —escapada al dardo tenaz de la estatura— se remonta insensata una palmera para estallar en su ficción de cielo, maestra en fuegos no, mas en puros deleites de artificio? Esa palabra, sí, esa palabra, esa, desfalleciente, que se ahoga en el humo de una sombra, esa que gira —como un soplo— cauta sobre bisagras de secreta lama, esa en que el aura de la voz se astilla, desalentada, como si rebotara en una bella úlcera de plata, esa que baña sus vocales ácidas en la espuma de las palomas sacrificadas, esa que se congela hasta la fiebre cuando no, ensimismada, se calcina en la brusca intemperie de una lágrima, ¡mírala, ay, tócala! ¡mírala ahora! ¡mírala, ausente toda de palabra, sin voz, sin eco, sin idioma, exacta, mírala cómo traza en muros de cristal amores de agua!
es
Vallejo,César
<XXI
Esperaos._Ya_Os_Voy_A_Narrar
Esperaos. Ya os voy a narrar todo. Esperaos sossiegue este dolor de cabeza. Esperaos. ¿Dónde os habéis dejado vosotros que no hacéis falta jamás? Nadie hace falta! Muy bien. Rosa, entra del último piso. Estoy niño. Y otra vez rosa: ni sabes a dónde voy. ¿Aspa la estrella de la muerte? O son extrañas máquinas cosedoras dentro del costado izquierdo. Esperaos otro momento. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. ¿Dónde os habéis dejado vosotros que no hacéis falta jamás? Nadie hace falta! Muy bien. Rosa, entra del último piso. Estoy niño. Y otra vez rosa: ni sabes a dónde voy. ¿Aspa la estrella de la muerte? O son extrañas máquinas cosedoras dentro del costado izquierdo. Esperaos otro momento. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Nadie hace falta! Muy bien. Rosa, entra del último piso. Estoy niño. Y otra vez rosa: ni sabes a dónde voy. ¿Aspa la estrella de la muerte? O son extrañas máquinas cosedoras dentro del costado izquierdo. Esperaos otro momento. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Rosa, entra del último piso. Estoy niño. Y otra vez rosa: ni sabes a dónde voy. ¿Aspa la estrella de la muerte? O son extrañas máquinas cosedoras dentro del costado izquierdo. Esperaos otro momento. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. ¿Aspa la estrella de la muerte? O son extrañas máquinas cosedoras dentro del costado izquierdo. Esperaos otro momento. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle. ¡A dónde se han saltado tus ojos! Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Penetra reencarnada en los salones de ponentino cristal. Suena música exacta casi lástima. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente. Primavera. Perú. Abro los ojos. Ave! No salgas. Dios, como si sospechase algún flujo sin reflujo ay. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Paletada facial, resbala el telón cabe las conchas. Acrisis. Tilia, acuéstate. Acrisis. Tilia, acuéstate.
es
Gómez_Restrepo,Antonio
<XXI
Solo_Queda_Un_Escombro_En_La_Colina
Solo queda un escombro en la colina del árabe palacio del ensueño; si volviera Boabdil, su antiguo dueño, juzgara igual a su aflicción tu ruina. La dulce primavera granadina no pierde en cambio su verdor risueño: saltan las fuentes, convidando al sueño, y flota olor de musgo y de resina. En este aislado mirador gracioso ¡quién pudiera pasar hora tras hora en la belleza y el amor soñando, sin que turbe el letárgico reposo otra voz, que la nota gemidora con que se estrena el ruiseñor cantando!
es
Flores,Manuel_María
<XXI
Tarde_Serena
Esta vida ¿es don del cielo que debemos bendecir? ¿o venimos a este suelo para llorar y morir? ¡Don del cielo! ¿Por qué no? Alzo mi frente y contemplo que el universo, es un templo que el Creador se levantó. ¡Es tan azul el espacio, el aire tan transparente, lleva la tarde en su frente tantas gasas de topacio! El horizonte dilata su franja azul a lo lejos, azul como los espejos del golfo que lo retrata. Blancos penachos de espuma agita la mar sonora, y la onda se tuerce y llora bajo su manto de bruma. Allá por el valle umbrío, como una cinta de acero, pasa ligero, ligero, sonando, apenas, el río.. Y llevando en el cristal escamado de sus olas las deshojadas corolas de las flores del juncal. Todo en el bosque es aromas, todo solemnes murmullos, y músicas y arrullos de brisas y de palomas. Y se va apagando, el día, y va suspirando el viento, y se llena el pensamiento con la imagen de María. ¡Qué dicha la de sentir dulce, profunda, secreta, una pasión de poeta imposible de decir! Pasión a un tiempo nacida al cambiar una mirada, como ninguna sentida, como ninguna premiada. ¡Qué dicha la de soñar en este mísero suelo con una virgen del cielo y junto a ella despertar! Y en voluptuoso sopor, en su regazo, adormido, oír el suave latido que está murmurando Amor. ¡Amor! Palabra divina. Parece que de improviso al pronunciarla nos abre sus puertas el Paraíso, si quien la sueña delira, si quien la balbuce canta, si quien la dice levanta una nota que suspira con música más suave que el sonido de la lira o que los trinos del ave. Hay en ella sentimiento, hay en ella, bendición, no se que vago acento de tristeza y de pasión, que hace vibrar conmovidas las fibras más escondidas del ardiente corazón. La vida, esta rapidez que nos arrastra en la tierra, este minuto que encierra niñez, juventud, vejez: ¿cómo puede ser bastante a la expansión infinita que para su amor gigante el corazón necesita? ¡Qué...! ¿Lo eterno en un instante? ¿Lo inmenso en lo que es pequeño? ¿En la muerte lo inmortal? ¿La realidad en un sueño? ¿El cielo en lo terrenal? ¡Oh! yo quisiera, quisiera que en la espuma de las olas, que en la ráfaga ligera del olor de las corolas, que en las alas de la nube, que en las del cóndor sereno que cerca los astros sube, que en las del rápido trueno se perdiera el alma mía... para sentir la grandeza de embriagarme en la poesía de la gran Naturaleza; y así, como en un abrazo ideal, sublime y bendito, abarcar la creación en el amor infinito que llevo en mi corazón.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
No_Llegué_A_Tiempo
Mi hermano Luis me besaba dudando en los andenes de las estaciones. Me esperaba siempre o me acompañaba para despedirme. Y ahora, cuando se me ha marchado no sé adonde, no llegué a tiempo, no había nadie. Ni siquiera el eco más remoto, ni siquiera una sombra, ni mi reflejo sobre las blancas nubes. Este cielo es demasiado grande. ¿Dónde estarán los hijos de mi hermano? ¿Por qué no están aquí? Yo iría con ellos entre cosas reales. Tal vez pudieran darme su retrato. Yo no quiero que estén en una alcoba con trajes negros. Mejor será que corran junto al río, que corran entre flores sin mirarlas, que nunca se detengan como yo estoy, parado tan al borde del mar y de la muerte.
es
Coronado,Carolina
<XXI
La_Desgracia_De_Ser_Hijos_De_España
Esta serenidad de la campiña, la virginal vegetación del suelo que a nuestros ojos representa niña la vieja tierra; el canto, el manso vuelo del bando de aves que hacia aquí se apiña: la vaca dando leche al tierno hijuelo en medio el monte solo y sosegado ¿habéis en este mayo contemplado? Y de ese monte en la tranquila falda, sentado sobre el tronco de la encina, admirando el azul, la rica gualda del cielo, el orden con que el sol camina: de aquella sociedad que a nuestra espalda dejamos tan ruin y tan mezquina, ¿no os parece el recuerdo en este instante más cruel, más agudo, más punzante? El filósofo, amigos, nos engaña cuando nos da del campo la armonía, la paz y sencillez de la cabaña, del bosque la risueña lozanía para alegrarnos; ¡ay! no los de España que comemos el pan de cada día más amargo que hiel; dulzura hallamos en las campiñas ya: ¡tarde acordamos! Si fuera antes de ver caliente y tinta la requemada sangre del soldado correr a nuestros pies... la suave cinta del gracioso arroyuelo plateado que entre las flores de variado pinta, juego bullendo en el lujoso prado, nos pareciera alegre como un día a los hijos de Arcadia parecía. Pero se avienen mal desdichas graves con la benigna paz de los oteros, con los trinos gozosos de las aves y el humilde balar de los corderos: cuanto son estas horas más suaves, más duros son nuestros pesares fieros, dándonos por contraste aquí en la tierra la ajena paz con nuestra propia guerra. Porque en el campo ya plantas extrañas, desde que allá a jardín nos trasplantamos, para insectos, reptiles y alimañas el campestre placer abandonamos; las inseguras débiles arañas andan mejor que por la selva andamos, y es más rica y feliz la baja hormiga que logra un agujero y una espiga. ¡Cuánta envidia nos dan! ¡Cómo hace alarde hasta el negro moscón que rasga el viento de aquella libertad, que esta cobarde generación no logra! ¡Qué sediento nos queda el corazón cuando en la tarde después de contemplar el movimiento de esa naturaleza satisfecha, su parte de placer de menos echa! Parece que los vivos colorines que a los nidos retornan gorjeando, de nuestras artes, ciencias y festines, cuando al pasar nos ven, se van mofando; ¿no sentís en el rostro los carmines del rubor asomar, tristes pensando que con tanto saber el hombre sabe pues no se hace feliz menos que el ave? ¿Qué hemos de hacer sino sentir tristeza hasta en medio del mundo campesino que nos brinda tan sólo su belleza para agravar aún más nuestro destino? En vano el monte muestra su grandeza y sus alas desplega el blanco espino; murmura el río, las alondras cantan y los cielos y tierra se abrillantan. Nosotros no venimos al riachuelo para admirar su pez ni ver su espuma, ni divertimos espantando el vuelo del pajarillo de graciosa pluma; poco sabe de penas ¡vive el cielo! quien tal de nuestro espíritu presuma, y vano corazón tendrá el menguado que tan contento viva y descuidado. No; no venimos a esparcir al viento el ánima doliente en nuestros días; no venimos en busca de contento ni tampoco a dejar melancolías: venimos, pues no entienden nuestro acento las duras rocas, las encinas frías, venimos a esconder en la montaña la desgracia de ser hijos de España.
es
Aridjis,Homero
<XXI
Pasó_Un_Ángel,_Dice_El_Ángel
Pasó un ángel, dice el ángel, sin ver su sombra propia en el instante y sin percibir el anhelo que dejan sus palabras en nosotros: hombres de carne y hueso, mirándolo desde el otro lado de la ventana, borrachos de amor y muerte.
es
Unamuno,Miguel_de
<XXI
Oír_Llover_No_Más,_Sentirme_Vivo
Oír llover no más, sentirme vivo; el universo convertido en bruma y encima mi conciencia como espuma en que el pausado gotear recibo. Muerto en mí todo lo que sea activo, mientras toda visión la lluvia esfuma, y allá abajo la sima en que se suma de la clepsidra el agua; y el archivo de mi memoria, de recuerdos mudo; el ánimo saciado en puro inerte; sin lanza, y por lo tanto sin escudo, a merced de los vientos de la suerte; este vivir, que es el vivir desnudo, ¿no es acaso la vida de la muerte?
es
Ory,Carlos_Edmundo_de
<XXI
Oda_Del_Dolor
Cuando estos labios míos pegados a la luna dejen ya de ser poma voz de arena y misterio bailaré como un ángel sabe solo bailar ¿Qué hago aquí tanto tiempo? Gran deshollinador Sobre esta luz dorada del día que lamento ¿A quién debo ofrecer el manto de mis llantos? ¿A quién la lamedura que me lacra la voz? Dolor cuando tú pisas los párpados del hombre Extraño corazón con una espada en medio Nadie sabe decir por qué vuelan los pájaros muy por encima de nuestra frente mortal Alguien puede mirarme Yo le enseño mis dedos Diez dedos ¿por qué diez? Manos son dos Una escribe una carta a un niño triste La otra mano espera siempre espera El pecho que respira y sangra es el futuro tambor del topo abajo ¿Qué hago yo aquí más tiempo me pregunto borracho de salud y borracho de muerte?
es
Plaza_Llamas,Antonio
<XXI
Mariquita_Siempre-Viva
Mariquita Siempre-viva una noche resbaló; y aunque cayó boca arriba el vientre se le inflamó. El marido de Violante no estudia: pero es pasante. La doncella Vasconcelos murió llena de dolor alumbrando dos gemelos... era doncella de honor. Se casó don Celedonio y todo es para él ganancia, porque halló en el matrimonio el cuerno de la abundancia. Isabelita Meneses, siendo tan pobre y tan bella, al cielo se fue doncella y murió de quince meses. Ya no cura el Doctor Lario: ¡éste si es humanitario! El empleado Govantes aquí reposa como antes. Doña Manuelita Ocio un pleito tiene enredado; pero no encuentra abogado que le agite su negocio. El marido de Tomasa vio un cuerno, y sin dilación cargó con él a su casa para tener refacción. El brujo Mariano Uceda, aunque no tiene cuartilla, se atreve a hacerle la rueda a una muchacha riquilla.
es
Fuertes,Gloria
<XXI
Enamorarse_Es_Una_Enfermedad_De_Dioses
Enamorarse es una enfermedad de dioses. Pierdes la chaveta cambias la chaqueta. Sufres y gozas sin razonar, enamorarse es una barbaridad.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Tengo_Pintadas_De_Un_Verde
Tengo pintadas de un verde gemelo de las tuneras la finca de mis amores mis barcas candelarieras. Con ellas salgo a pescar cuando asoman las estrellas; cho Juan gobierna la mía, yo llevo la de mi suegra. Pero esta noche la mar tiene muy mala madera; se ha puesto toro y no hay muro de lluvia que la detenga, tajamar que la domine ni timones que la entiendan. Esta noche no podrán ir a ganarme las perras. Son de talantes esquivos varadas en la ribera e íntimamente cordiales si las espumas las besan. Y qué gusto da mirarlas por esas mares afuera como dos buenas muchachas columpiando las caderas. Pero este dichoso sur se está comiendo una breva aunque las sardinas campen como si nada ocurriera. Y no veré sus gorgoras ni empuñaré la jareta. Las sardinas son muy suyas y van formando una pella, sólo si huelen toninas se desparraman y riegan. Desde que tengo razón son las sardinas mis perlas, mis relámpagos del gozo, mis hierbas de curandera, mis higos chumbos del mar, mis cheques de Venezuela. En torno de sus puñales mi noche está dando vueltas. Las quiero como a mí mismo, son los frutos de mi hacienda. Por los planchados azules quedan a la descubierta los almidonados fuegos que burilan las candelas. Y viéndolas se me van las angustias que me arenan, ardiendo en sus argentíes la obra muerta de mis penas Esta noche no será: ni agenciaré mi molienda, ni podré pegar un ojo, ni dar fondo a la tristeza, que yo me la paso en blanco cuando se pone tan negra. Si siguen así las cosas la virgen me favorezca, que si todo viene a pelo soplando el viento a derechas, me basto solo y me sobro con mis brazos y mis piernas. cho gorgoras jareta argentíes
es
Prados,Emilio
<XXI
Tan_Chico_El_Almoraduj
Tan chico el almoraduj y... ¡cómo huele! Tan chico. De noche, bajo el lucero, tan chico el almoraduj y, ¡cómo huele! Y... cuando en la tarde llueve, ¡cómo huele! Y cuando levanta el sol, tan chico el almoraduj ¡cómo huele! Y, ahora, que del sueño vivo ¡cómo huele, tan chico, el almoraduj! ¡Cómo duele!... tan chico el almoraduj Tan chico.
es
Fernández_Moreno,Baldomero
<XXI
Es_Menester_Que_Vengas
Es menester que vengas, mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho, y torno a ser el hombre abandonado que antaño fui, mujer, y tengo miedo. ¡Qué sabia dirección la de tus manos! ¡Qué alta luz la de tus ojos negros! Trabajar a tu lado, ¡qué alegría!; descansar a tu lado, ¡qué sosiego! Desde que tú no estás no sé cómo andan las horas de comer y las del sueño, siempre de mal humor y fatigado, ni abro los libros ya, ni escribo versos. Algunas estrofillas se me ocurren e indiferente, al aire las entrego. Nadie cambia mi pluma si está vieja ni pone tinta fresca en el tintero, un polvillo sutil cubre los muebles y el agua se ha podrido en los floreros. No tienen para mí ningún encanto a no ser los marchitos del recuerdo, los amables rincones de la casa, y ni salgo al jardín, ni voy al huerto. Y eso que una violenta Primavera ha encendido las rosas en los cercos y ha puesto tantas hojas en los árboles que encontrarías el jardín pequeño. Hay lilas de suavísimos matices y pensamientos de hondo terciopelo, pero yo paso al lado de las flores caída la cabeza sobre el pecho, que hasta las flores me parecen ásperas acostumbrado a acariciar tu cuerpo. Me consumo de amor inútilmente en el antiguo, torneado lecho, en vano estiro mis delgados brazos, tan sólo estrujo sombras en mis dedos... Es menester que vengas; mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho. Ya sabes que sin ti no valgo nada, que soy como una viña por el suelo, ¡álzame dulcemente con tus manos y brillarán al sol racimos nuevos.
es
López,Freddy
XXI
Vuelo
«El inventor de la bala¿Qué perseguía?». Más triste no puede haber un vuelo. La madre recorriendo con la vista el cuerpo sin vida de su pequeño —"pequeño" a pesar de su edad y tamaño— por consecuencia del aterrizaje. (Es tan triste, que el vuelo acechante, nauseabundo y perverso de las aves de carroña, a su lado, son sólo una mofa columbina.) Despega de un cañón y, sin curvaturas ni decisiones se dirige, sulfúrico, a su fin, —¿se concibe que haya uno?— penetrando en un cráneo equivocado. por consecuencia del aterrizaje. (Es tan triste, que el vuelo acechante, nauseabundo y perverso de las aves de carroña, a su lado, son sólo una mofa columbina.) Despega de un cañón y, sin curvaturas ni decisiones se dirige, sulfúrico, a su fin, —¿se concibe que haya uno?— penetrando en un cráneo equivocado.
es
Barba_Jacob,Porfirio
<XXI
Hay_Días_En_Que_Somos_Tan_Móviles,_Tan_Móviles
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, como las leves briznas al viento y al azar. Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe. La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar. Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo, que tiembla de pasión: bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, el alma está brotando florestas de ilusión. Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de oscuro pedernal: la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal. Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!) que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír. Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo, que tiembla de pasión: bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, el alma está brotando florestas de ilusión. Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de oscuro pedernal: la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal. Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!) que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír. Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de oscuro pedernal: la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal. Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!) que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír. Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!) que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír. Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener! Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener!
es
Fernández_Moreno,Baldomero
<XXI
Si_El_Destino_Te_Dio_Mujer_Virtuosa
Si el destino te dio mujer virtuosa, hijos innumerables y lozanos, piensa, mortal, que tienes en las manos la parte de la vida más sabrosa. Trabaja, vuelve a trabajar, reposa, para ti será el sol de los veranos, el dulce fuego en los inviernos canos, el valle verde y la ribera rosa. Gózate largamente en su presencia, su picardía gusta o su inocencia, mira que todo como nube pasa. Juega con ellos de los leves talles... No se encuentra la dicha por las calles: si en algún lado está, será en tu casa.
es
Benedetti,Mario
<XXI
De_Dónde_La_Memoria_Llega_Y_Se_Mira_Cual_Si_Buscara_Ahora
¿De dónde la memoria llega y se mira cual si buscara ahora la fe perdida? no tiene escapatoria tierra baldía el pasado se forma de tentativas si acuden las congojas a nuestra cita allí donde se posan quedan cautivas ya no viene la aurora como solía alegre y remolona puerta del día guitarras candorosas sirven de guía y sus hebras son glorias que desafinan el mar pone gaviotas en las orillas y el horizonte monta su lejanía ya se fue la memoria desfallecida y quedamos a solas con esta vida
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Ya_Sólo_Eres_Aquella
Ya sólo eres aquella que tiene la costumbre de ser bella. Ya pasó la embriaguez. Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez. Yo sé que, aunque quisiera, no he de volverte a ver de esa manera. Como aquel instante de embriaguez; y siento celos al pensar que un día, alguien, que no te ha visto todavía, verá tus ojos por primera vez.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Tú,_Fétida_Llanura,_No_Has_Podido
Tú, fétida llanura, no has podido redimirte jamás. Célibe y tosca semejas el jaguar cuando se embosca para el asalto al cabañal dormido. Yo pisé tu crueldad y estoy herido por tu aguijón y tu agresiva mosca, y te aguanto en la zarza que se enrosca contra mi campamento dolorido. Tengo tu sed y tu nocturna gala y oigo los grandes gritos que me gritas, y el golpe intenso y violador de un ala, y miro, entre figuras inauditas, que una serpiente fálica resbala por esas intemperies infinitas.
es
Aridjis,Homero
<XXI
Perro_Espectral
Lo vi venir corriendo por el aire en respuesta a la voz que lo llamaba en vida. Todo era luz en las praderas de la tarde. Todo era ausencia en los cuerpos presentes en la calle. Su pelambre amarillo estaba descolorido; sus orejas negras, transparentes. A mi lado ya no emitía los ruidos con que celebraba mi retorno después de las separaciones, ni corría de un lado a otro para festejarme. Jadeó su afecto y me extendió la pata. Yo atravesé su pecho con la mano, yo acaricié su hocico inconsistente; sus mandíbulas estaban desencajadas y sus ojos abiertos ciegos. No sé adónde se había ido desde aquella noche en que lo dejé dormido a la puerta de mi cuarto y al amanecer no lo encontré esperándome. Venía de un lugar donde no hay comida y para beber sólo hay luz oscura. Como a una sombra nadie lo había llamado por su nombre. Rápidamente nos reconocimos. Le puse la correa roja en el cuello y con la pata impalpable abrió la puerta. Era hora de su paseo y salimos a la calle. Pero en la esquina, nos desvanecimos.
es
Cañizal,Luis
<XXI
Cabo_Mayor_Y_Su_Confín_De_Nubes
Cabo Mayor y su confín de nubes son una formulación mental. Al otro lado sólo cabe el báratro, el féretro, la aljaba. Muge su malhumor. Los cantiles de nubes arrojan sobre el mar fanegadas de sombras anegadas de sombras: envidiar la maldad.
es
Peza,Juan_de_Dios
<XXI
Juan,_Aquel_Militar_De_Tres_Abriles
Juan, aquel militar de tres abriles, Que con gorra y fusil sueña en ser hombre, Y que ha sido en sus guerras infantiles Un glorioso heredero de mi nombre; Ayer, por tregua al belicoso juego, Dejando en un rincón la espada quieta, Tomó por voluntad, no a sangre y fuego, Mi mesa de escribir y mi gaveta. Allí guardo un laurel, y viene al caso Repetir lo que saben mis testigos: Esa corona de oropel y raso La debo, no a la gloria, a mis amigos. Con sus manos pequeñas y traviesas, Desató el niño, de la verde guía, El lazo tricolor en que hay impresas Frases que él no descifra todavía. Con la atención de un ser que se emociona Miró las hojas con extraño gesto, Y poniendo en mis manos la corona, Me preguntó con intención: —«¿Qué es esto?» —«Esto es —repuse— el lauro que promete La gloria al genio que en su luz inunda...» —«¿Y por qué lo tienes?» —Por juguete, Le respondió mi convicción profunda. Viendo la forma oval, pronto el objeto Descubre el niño, de la noble gala; Se la ciñe, faltándome al respeto Y hecho un héroe se aleja por la sala. ¡Qué hermosa dualidad! Gloria y cariño Con su inocente acción enlazó ufano, Pues con el lauro semejaba el niño Un diminuto emperador romano. Hasta creí que de su faz severa Irradiaban celestes resplandores, Y que anhelaba en su imperial litera Ir al Circo a buscar los gladiadores. Con su nuevo disfraz quedé asombrado (No extrañéis en un padre estos asombros), Y corrí por un trapo colorado Que puse y extendí sobre sus hombros. Mirélo así con cándido embeleso, Me transformé en su esclavo humilde y rudo, Y —«¡Ave César!— le dije, dame un beso, ¡Yo que muero de penas, te saludo!» —«¿César?»— me preguntó lleno de susto Y yo sintiendo que su amor me abrasa, —«¡César!» —le respondí— «César Augusto De mi honor, de mi honra y de mi casa» Quitéle el manto, le volví la espada, Recogí mi corona de poeta, Y la guardé, deshecha y empolvada, En el fondo sin luz de mi gaveta.
es
Machado,Antonio
<XXI
El_Rojo_Sol_De_Un_Sueño_En_El_Oriente_Asoma
El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma. Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino? Pasado el llano verde, en la florida loma, acaso está el cercano final de tu camino. Tú no verás del trigo la espiga sazonada y de macizas pomas cargado el manzanar, ni de la vid rugosa la uva aurirrosada ha de exprimir su alegre licor en tu lagar. Cuando el primer aroma exhalen los jazmines y cuando más palpiten las rosas del amor, una mañana de oro que alumbre los jardines, ¿no huirá, como una nube dispersa, el sueño en flor? Campo recién florido y verde, ¡quién pudiera soñar aún largo tiempo en esas pequeñitas corolas azuladas que manchan la pradera, y en esas diminutas primeras margaritas!
es
Fuertes,Gloria
<XXI
El_Corazón_De_La_Tierra
El corazón de la Tierra tiene hombres que le desgarran. La Tierra es muy anciana. Sufre ataques al corazón —en sus entrañas—. Sus volcanes, laten demasiado por exceso de odio y de lava. La Tierra no está para muchos trotes está cansada. Cuando entierran en ella niños con metralla le dan arcadas. La Tierra no está para muchos trotes está cansada. Cuando entierran en ella niños con metralla le dan arcadas.
es
Castro,Rosalía_de
<XXI
Prodigando_Sonrisas
Prodigando sonrisas que aplausos demandaban, apareció en la escena, alta la frente, soberbia la mirada, y sin ver ni pensar más que en sí misma, entre la turba aduladora y mansa que la aclamaba sol del universo, como noche de horror pudo aclamarla, pasó a mi lado y arrollarme quiso con su triunfal carroza de oro y nácar. Yo me aparté, y fijando mis pupilas en las suyas airadas: —¡Es la inmodestia! —al conocerla dije, y sin enojo la volví la espalda. Mas tú cree y espera, ¡alma dichosa!, que al cabo ese es el sino feliz de los que elige el desengaño para llevar la palma del martirio.
es
Burgos,Julia_de
<XXI
¡Se_Unen_En_El_Espacio_Nuestras_Vidas
¡Se unen en el espacio nuestras vidas fugadas de sí mismas! ¡Tan leves nos sentimos que el cochero del viento retarda su salida! ¡Mira sobre nosotros el recuerdo de un sueño, y más allá la tenue respiración de un lirio; mira cómo se escurren las pisadas del aire por el perfume último de una rosa vacía! ¡Cómo acaban los ecos hacia atrás de sus voces! ¡Qué agilidad de pájaro mueve los horizontes de pétalos volando! ¿Qué de ojos humanos buscándose en la estrella? ¿Qué de sueños alados amándose en la sombra? ¿Qué de pies levantados tras una mariposa? Este mundo es más suave que la Nada. Y dicen que esto es Dios. Entonces yo conozco a Dios. Y lo conozco tanto que se me pierde dentro... De aquí se ve el mar con olas nadando hasta la orilla, y se oye la carita de un niño que juega con alcanzar su imagen; pero se ve y se oye con sentidos muy breves de raíces (como que parten de lo eterno y hacia lo eterno van). Hasta el poema rueda ahora sin palabras desde mi voz hacia tu alma... ¡Y pensar que allá, abajo nos espera la forma!
es
Pérez_Asensio,Miguel_Ángel
XXI
Estoy_Marcado_Para_Siempre_Por_Mi_Origen_Humilde
Estoy marcado para siempre por mi origen humilde. Un tatuaje que me cruza de lado a lado la memoria, un cristal coloreado que tamiza la luz de los recuerdos y me hace ver el tiempo de forma diferente que tú, cuando te digo que en la pequeña casa de mi pequeño barrio no había agua corriente, la luz era un juguete casi siempre sin pilas, y por mi habitación, como de la familia, paseaban los ratones. Y tú dices que sí, que también lo recuerdas. El ratoncito Pérez dejándote monedas debajo de la almohada. La habitación regada de juguetes gastados. Los soleados veranos pasados en la playa. Y siguiendo con el hilo de la conversación, te hablo del hambre, rascándome con su pata famélica la puerta del estómago. De las eternas colas para comprar el pan. De un día sí , y el otro ya veremos, cenando una sopita. Y tu dices que sí, que también lo recuerdas. El pan recién horneado que os subía el portero. Los deliciosos canapés que preparaba la muchacha. Las tardes de compras eligiendo regalos. Y siguiendo con el hilo de la conversación, yo evoco, con nombres y señales, a todos mis amigos jugando a las espadas, corriendo al escondite, cambiándonos los cromos, levantando las faldas, descubriendo el azar con las tabas. Y tu dices que sí, Que también lo recuerdas. Pero me miras sorprendido, como si te asomaras al fondo del olvido, y bajas en silencio la mirada. Y siguiendo con el hilo de la conversación, te hablo del hambre, rascándome con su pata famélica la puerta del estómago. De las eternas colas para comprar el pan. De un día sí , y el otro ya veremos, cenando una sopita. Y tu dices que sí, que también lo recuerdas. El pan recién horneado que os subía el portero. Los deliciosos canapés que preparaba la muchacha. Las tardes de compras eligiendo regalos. Y siguiendo con el hilo de la conversación, yo evoco, con nombres y señales, a todos mis amigos jugando a las espadas, corriendo al escondite, cambiándonos los cromos, levantando las faldas, descubriendo el azar con las tabas. Y tu dices que sí, Que también lo recuerdas. Pero me miras sorprendido, como si te asomaras al fondo del olvido, y bajas en silencio la mirada. Y siguiendo con el hilo de la conversación, yo evoco, con nombres y señales, a todos mis amigos jugando a las espadas, corriendo al escondite, cambiándonos los cromos, levantando las faldas, descubriendo el azar con las tabas. Y tu dices que sí, Que también lo recuerdas. Pero me miras sorprendido, como si te asomaras al fondo del olvido, y bajas en silencio la mirada. Pero me miras sorprendido, como si te asomaras al fondo del olvido, y bajas en silencio la mirada.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Fábula
Eco, perseguidora de Narciso, ahora quieta, apretada, sin voz ni sangre, mineral, se opone a la dilatación de los sonidos. Alta roca vestida con espejos detrás de los cristales de su brillo, negras paredes niegan a su alma sendas conducidoras de lo externo. Aislada, meditando, sin oídos, en el silencio de su piel los vértices de las luces y voces rechazadas. Su pena tiene por lenguaje un río. ¿Qué no dirán sus aguas transparentes hablando del amor que la devora?1 ¿Qué pintura no harán de la belleza de aquel que al contemplarse en tal murmullo inmóvil desnudó su pensamiento? ¡Oh blanca flor sin carne en la ribera! ¿Cómo olvidar tu forma conseguiste? ¿Cómo pudiste derribar los muros que guardaban tu alma inaccesible? Ahora ya flor o puro pensamiento, tu perfume, alma externa, se dilata amorosa, engolfándose en el aire. Esto quedó de ti, de tu hermosura. Al verla reflejada en la corriente supiste transformarla en poesía. Esto quedó de ti. Y tu recuerdo, dibujado en la entraña de una roca, continua madre, manantial de un río.
es
Huerta,Efraín
<XXI
Se_Mete_Piel_Adentro
Se mete piel adentro como paloma ciega, como ciega paloma cielo adentro. Mar adentro en la sangre, adentro de la piel. Perfumada marea, veneno y sangre. Aguja de cristal en la boca salada. Marea de piel y sangre, marea de sal. Vaso de amarga miel: sueño dorado, sueño adentro de la cegada piel. Entra a paso despacio, dormida danza; entra debajo un ala, danza despacio. Domina mi silencio la voz del alba. Domíname, doncella, con tu silencio. Tómame de la mano, llévame adentro de tu callada espuma, ola en la mano. Silencio adentro sueño con lentas pieles, con labios tan heridos como mi sueño. Voy vengo en la ola, coral y ola, canto canción de arena sobre la ola. Oh doncella de paz, estatua de mi piel, llévame de la mano hacia tu paz. Búscame piel adentro anidado en tu axila, búscame allí, amor adentro. Pues entras, fiel paloma, pisando plumas como desnuda nube, nube o paloma. Debo estar vivo, amor, para saberte toda, para beberte toda en un vaso de amor. Alerta estoy, doncella del alba; alerta al sonoro cristal de tu origen, doncella.
es
Castellanos,Rosario
<XXI
Linaje
Hay cierta raza de hombres (ahora ya conozco a mis hermanos) que llevan en el pecho como un agua desnuda temblando. Que tienen manos torpes y todo se les quiebra entre las manos; que no quieren mirar para no herir y levantan sus actos como una estatua de ángel amoroso y repentinamente degollado. Raza de la ternura funesta, de Abel resucitado.
es
Álvarez_Bürger,Antonio
XXI
Poesía_Amarga
La tarde, espantosamente fría, y se me viene este atragantamiento de impresiones y de burdas sospechas. Heme aquí aherrojando en pedazos la poesía amarga encerrado en el estupor impúdico, sórdido, porque me llega todo de golpe como embestidas a mansalva de risa y de llanto. En el centro de mi boca el pan agrio de la mañana traicionera, y enfrente de mis ojos la imagen perpetua del Dios tuyo y del mío. La noche espantosamente fría, y se me viene este irrefragable deseo de soñar con otro día.
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
Rebelde
Caronte: yo seré un escándalo en tu barca. Mientras las otras sombras recen, giman o lloren, Y bajo tus miradas de siniestro patriarca Las tímidas y tristes, en bajo acento, oren, Yo iré como una alondra cantando por el río Y llevaré a tu barca mi perfume salvaje, E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío Como una azul linterna que alumbrara en el viaje. Por más que tú no quieras, por más guiños siniestros Que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros, Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo. Y extenuada de sombra, de valor y de frío, Cuando quieras dejarme a la orilla del río Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.
es
Winter,Frank
XXI
Luz_Masón_En_La_Tumba_(Ésta_Es_Una_Canción_Difusa)
Ataúd cerrado y ella por siempre atada a la eternidad. Recien enterrada bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando lo que hasta hace unos días, ella y otros llamaban su vida Decae. Maa-ma. Maa-ma. Y mamá corrió a decirle a papá que yo sabía decir mamá. A quién quieres más, ¿a mamá o a papá? ¿Qué responderle? Su cuerpo es un batallón de gusanos cada cual más voraz. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida. Decae ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Decae. Maa-ma. Maa-ma. Y mamá corrió a decirle a papá que yo sabía decir mamá. A quién quieres más, ¿a mamá o a papá? ¿Qué responderle? Su cuerpo es un batallón de gusanos cada cual más voraz. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida. Decae ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Maa-ma. Maa-ma. Y mamá corrió a decirle a papá que yo sabía decir mamá. A quién quieres más, ¿a mamá o a papá? ¿Qué responderle? Su cuerpo es un batallón de gusanos cada cual más voraz. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida. Decae ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Su cuerpo es un batallón de gusanos cada cual más voraz. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida. Decae ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Decae ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. ¡Qué bonito me queda el vestido! Y es que morena de azul llena El colegio empieza y la señorita me dice: Luz Masón! Sí, diga. No se dice haiga sino haya. Ah, ya, señorita. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. La piel se desprende. Carne fugaz Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Siento calor entre mis piernas siento un placentero dolor en mi pecho y aquí con él en mi lecho le digo que nuestro amor será eterno. Eterno. Eterno. ¿Eterno? ¡Cuánto tiempo! Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Y estos gusanos, ¿serán algún día mariposas? Todo este espacio llenan. ¿Serán del color de las rosas? ¿Y a dónde vuelan? Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Decae Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Luz Masón te amo, soy tuyo y tú mía tanto ayer como hoy, noche y día El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. El hierro afilado del hombre amado a mi lado habló la sangre caliente entre mis piernas resbaló Siento un fuerte dolor en el pecho Dice que por amor me mató. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. ¡Amor eterno! ¡Cuánto tiempo! Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Decae. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Mamá y papá. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Él. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. No se dice haiga, sino haya. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Y ahora bajo tierra húmeda y con la carne podrida recordando recordando lo que hasta hace unos días ella y otros llamaban su vida Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Mariposa etérea de canción difusa. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Y sintió que volaba. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Hueso y carne helada Y voló. Y voló. Y voló.
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Bernárdez,Francisco_Luis
<XXI
Soneto_Grabado_En_El_Tronco_De_Un_Árbol
Aquel afán de ser, árbol amigo, que me dejó grabado en tu corteza fue tan grande y de tal naturaleza que mientras vivas viviré contigo; Pues hasta cuando el tiempo, su enemigo, me haya borrado de tu fortaleza, y estén muertas la mano y la cabeza que me han dejado aquí, como testigo, aquel afán de vida que me inflama subirá con tu savia confundido y, en un último esfuerzo de su ardor, se asomará al temblor de cada rama, al sagrado calor de cada nido y al silencio feliz de cada flor.
es
Iriarte,Tomás_de
<XXI
Aunque_Es_Verdad_Que_He_Escrito_Algunos_Miles
Aunque es verdad que he escrito algunos miles de versos, si no buenos, tales cuales, líricos, amorosos, pastoriles, satíricos, dramáticos, morales; ¿Qué han pecado mis coplas juveniles, para que con trompetas y atabales, con pregonero y sendos alguaciles salgan por esas calles y portales? No, Fabio; las sepulta una gaveta, donde el sol no las ve, ni yo tampoco; ni han de estamparme en pública tarjeta, pues temo al vulgo como niño al coco. Déjame con mi vena de poeta, y no quieras que tenga la de loco.
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Lugones,Leopoldo
<XXI
Melancolía
A la hora en que a la tarde le aparecen ojeras, Cuando aquieto mis pasos por las tristes riveras Donde entre brumas lilas esfúmanse las naves, Y afligen como adioses los vuelos de las aves, Que afrontan lejanías hondas como la muerte; Cuando el sol moribundo sangre pálida vierte En la imperial fatiga de su grandeza inútil; Cuando el amor es necio; cuando la gloria es fútil; Cuando la misma pena, por el cansancio trunca, Conoce el desconsuelo de no revivir nunca; Cuando en el pecho amagan incurables dolencias; Cuando en el alma hay naves que preceden ausencias: Lo que en ambos fue dicha reza en mí una plegaria. Vístese de heliótropo la tarde solitaria; Los pensativos sauces despídense del día Con un desasosiego tal, que se creería Hallar bajo cada uno de los sauces aquellos, Una huérfana pálida de lánguidos cabellos. Algo tuvo que gime flota en el oleaje Taciturno, y agrava la inquietud del paisaje. Y estoy tan triste, tanto, que ni llorarte puedo; Pues bajo esa nostalgia que se acurruca en miedo, No sé por qué inconclusa sugestión de las brisas, Sufro, y las mismas lágrimas se me vuelven sonrisas.
es